Si recordamos que para Maquiavelo en un primer tiempo, y posteriormente para Montesquieu, el elemento a fomentar en la república, es la virtud, resulta entonces lógico que se busque fortalecer el nacionalismo divinizando a nuestros héroes históricos, lo anterior, casi a la par de las culturas griegas o romanas, que humanizaban a sus dioses para resaltar virtudes o cualidades, que sirven como referencia para el ciudadano promedio, sin embargo, como lo he manifestado con anterioridad, nuestros personajes históricos nacionales, son seres humanos que realizaron aquello que les correspondía, logrando trascender en base a sus principios y valores, ganándose así un lugar en la historia.
Tal es el caso de Benito Pablo Juárez García, un indígena zapoteco nacido el 21 de marzo de 1806, en San Pablo Guelatao, Oaxaca, a quien le tocó vivir diferentes épocas de la formación de la historia de México, pues a la fecha de su nacimiento, todavía nos encontrábamos en el Virreinato de la Nueva España, posteriormente, tras el movimiento de independencia, se dio la instauración del Primer Imperio Mexicano, con Agustín de Iturbide, que duró, desde la firma de los Tratados de Córdoba en 1821, hasta la instauración de la República Federal en 1823, posteriormente, vivió la época de la República Centralista con Santa Anna, para convertirse en actor principal en las Leyes de Reforma, el intento de instauración del Segundo Imperio con Maximiliano de Habsburgo y finalmente con la República Restaurada.
Pero, ¿Qué importancia tiene Benito Pablo Juárez García en nuestra historia?, un hombre que, a pesar de haber medido 1.37 metros de altura, se le atribuyen hazañas titánicas, e incluso se le dan varios sobrenombres como: “El Coloso de Guelatao”, “El Gran Patricio”, o “El Benemérito de las Américas”, e incluso se le concede a autoría de frases cuya autoría pertenece a otros grandes filósofos de la historia, como lo es “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, la cual parafrasea a Immanuel Kant en su ensayo “sobre la paz perpetua” quien aseveraba que “la injusticia cometida se ejerce únicamente en el sentido de que no respetan el concepto del derecho, único principio posible de la paz perpetua.”
Benito Juárez nació en la ciudad de San Pablo Guelatao, Oaxaca, el 21 de marzo de 1806, quedando huérfano a los tres años de edad, saliendo de su pueblo natal a la ciudad de Oaxaca a los 12 años de edad, fue rector en el Instituto de Ciencias y Artes, de la cual, siendo que el 21 de marzo 1955 fue declarado Rector Supremo de la Universidad “Benito Juárez” de Oaxaca; su primer cargo público fue Regidor del Ayuntamiento de Oaxaca, siendo que mediante decreto número 4 de fecha 10 de octubre de 1872, cuando se le dio por nombre a la capital “Oaxaca de Juárez”, en memoria de Benito Pablo Juárez García.
Algo que pocos saben, es el desarrollo masónico de Juárez: se inició en la masonería siendo estudiante de leyes en Oaxaca en 1827, a los 21 años de edad, en la Logia Yorkina “Esfuerzo a la Virtud” número 9, posteriormente, a los 41 años de edad, fue iniciado en el Rito Nacional Mexicano el 15 de enero de 1847, en la Cámara de Senadores, que funcionaba como templo masónico, adquiriendo el seudónimo “Guillermo Tell”, fomentando los ideales del liberalismo en los centros de difusión ideológica de las Logias Yorkinas, durante el Segundo Imperio Mexicano, se dio la participación de dos masones: Fernando Maximiliano de Habsburgo, quien se disponía a desarrollar en México el modelo imperial austriaco, apoyado por el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, y en contra parte, Benito Pablo Juárez García, defensor de la república y el federalismo, iniciado en el rito York, y en dicha época militante del Rito Nacional Mexicano; posterior al fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo el 19 de junio de 1867, en el Cerro de las Campanas, Querétaro, se dio fin al Segundo Imperio Mexicano, y comenzó la época de la República Restaurada; época en la que Juárez reafirma su figura como líder del Liberalismo y de la masonería mexicana; el Rito Escocés Antiguo y Aceptado busca un acercamiento con el Rito Nacional Mexicano.
Derivado de su función histórica, aportó en México, entre otras cosas, la separación de la administración de la iglesia sobre el registro civil de las personas, es decir, la separación de la iglesia y el estado, así como la desamortización de bienes eclesiásticos, sin embargo, no dejó de ejercer la religión católica.
Sin embargo, fue presidente de México durante 5 ocasiones ininterrumpidas, hasta su muerte, lo cual generó que Porfirio Díaz se revelara contra él con el Plan de la Noria, es decir, se perpetuó en el poder; las leyes de reforma lo hicieron poco popular con el pueblo, e impulso el tratado “McLane-Ocampo, el cual se firmó en el puerto de Veracruz el 14 de diciembre de 1859, por medio del cual se vendía a perpetuidad el derecho de tránsito por el istmo de Tehuantepec a los Estados Unidos, por el pago de cuatro millones de dólares.
Por lo que, podemos deducir que Benito Pablo Juárez García fue un hombre que trascendió en la historia por hacer aquello que las circunstancias le exigían, con apego a sus principios, pero con una naturaleza tan dual, como humana.
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