Para quienes hemos tenido oportunidad de haber estado en la ciudad de Oaxaca durante cortos periodos primero de la infancia, luego de la adolescencia y ahora en la edad adulta, recordar aquellos tiempos además de mucha nostalgia trae también recuerdos más que gratos. No sé, la primera vez que jugué billar fue el mismo día que probé los “piedrazo”, ello en una tienda justo abajo del kiosco del zócalo; aquellas paletas “Popeye” o los paseos a la alberca de “Cabo Kennedy”, en fin, el recuerdo de mi siempre amable tío Emilio, el miedo a la “señora de blanco” y todos los datos olfáticos caen en montón sobre las llamas de mis flamencos dedos.
Ya en la pre-adolescencia mi Oaxaca me obsequió otras experiencias: ir al zócalo llevando una orquídea en la mano para dársela a alguna jovencita y eso nos daba la oportunidad de dar una vuelta juntos, salir a El Llano a pasear con el que fuera mi primo/hermano favorito (Raúl)… mis dedos ya ahora dejan el flamenco para darle al tap.
Ah, y mi cuasi luna de miel, en donde ella y yo tuvimos la oportunidad de conocer a mi padre en su rol de suegro, todo un caballero mi General. Aunque, la verdad en aquel 2006 mi Oaxaca ya tenía otro rostro.
En primer lugar no nos dejaron disfrutar la Guelaguetza pues un puñado de sedicentes maestros así, por sus barbas, bloquearon la fiesta, luego, sobre más de una calle del centro de la ciudad se habían colocado trincheras en las que activistas blandían sus ideas de insurrección. Como sea, la luna de miel continuó y el sentimiento de fiesta y fandango se quedó nada más en la alcoba.
Hoy, ya gozando de espacio en “EL IMPARCIAL” (el periódico más inteligente del sur/sureste mexicano) he aprendido a leer, entender y recordar a mi Oaxaca añorada, romántica y sabrosa. Por ejemplo.
Entiendo perfectamente que detrás de todas las macro manifestaciones están más de dos ex gobernadores de ese estado; entiendo que esa habilidad para enredar las cosas no sólo está representada en la manera de presentar el queso; sé que si en algún lugar el sistema de usos y costumbres tiene a los tres poderes mudos sordos y ciegos es ahí, en el Estado de Oaxaca. Como sea, Oaxaca es y será siempre Oaxaca.
Verá usted, desafortunadamente para el pueblo de Oaxaca, los buitres, cuervos, tecolotes y hasta gallinas de la política han tomado como rehén a la hermosa Guelaguetza, de eso Alejandro Murat está sabido, sin embargo el tehuano ha mostrado tamaños y eso se verá en el resultado que nos dejará saber en diez días.
Ultimo patrullaje.- Leemos ya que el autonombrado “frente amplio” en el que políticos del PAN y PRD se engancharon según para ir en bloque contra el PRI, nació muerto. Inteligente Miguel Mancera se había casi adueñado de ello, sin embargo, cuando desde la izquierda se deja escuchar Ifigenia Martínez, fundadora del PRD las cosas cambiaron para aquella intentona. Ifigenia, desde sus 92 años les gritó a los de abajo, ¡Hey…. La izquierda ahí es esta!.
Balazo al aire.- Oaxaca, a veces amarga como un piedrazo y, a veces, sabrosa como una nieve de la Soledad.
Greguería.- Y cuando Oaxaca logró la presencia de un verdadero Fiscal Anticorrupción las cosas se pusieron más interesantes, Raúl Iruegas Álvarez escribe con tinta fuerte.
OXIMORON.- Sabor insaboro. Haiku.- Si me ves con una orquídea, dame la mano, démos la vuelta al verano.