La Ley del Talión, se refiere a un principio jurídico de justicia retributiva, en el que se imponía un castigo con base a la reciprocidad del daño causado, identificado con el crimen; de hecho, el término “talión” deriva de la raíz latina “talis” que significa “idéntico”, por lo que implica satisfacer la venganza del ofendido, causando un daño idéntico al agresor; podemos encontrarla citada en la biblia, precisamente en el Éxodo 21:24 de la siguiente manera: “ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie”, y a raíz de lo anterior, formó parte de diversos ordenamientos jurídicos, entre los que cabe citar, el Código de Hammurabi, cuyo estudio resulta indispensable para entender los antecedentes y evolución del sistema de justicia en materia penal.
Así tenemos que se encontraban reguladas algunas sanciones que al día de hoy podrían resultarnos exageradas, o incluso, sádicas, por ejemplo: si un hijo golpeaba a su padre, como sanción se le cortarían las manos, si una persona le quebrara un hueso a otro, se le rompería el hueso al agresor, o si un hombre le sacaba un ojo a otro, le sacarían el ojo, y en los casos en los que no se ocasionaba un daño físico, se buscaba una compensación física, por ejemplo, el que robaba perdía la mano.
De igual forma, en la tradición judaica se tenía una perspectiva retributiva de impartición de justicia, hasta que el cristianismo retoma el Sermón de la Montaña y la deja sin efecto.
Inclusive, en las sociedades Germánicas, estaba legitimada la venganza de sangre, consistente en que, cuando un miembro de la familia era dañado de alguna forma por algún individuo, se permitía al resto de los miembros de la familia de la víctima devolver la agresión, quedando así exentos de cualquier responsabilidad si dañaban, lesionaban o mataban a aquel que dañó, lesionó o mató a su familiar.
Sin embargo, podemos pensar que toda esa barbarie ha sido superada, porque el día de hoy nos encontramos en una República, representativa, laica, democrática, que se rige por el estado de derecho, bajo un sistema jurídico civilizado, y es más, el sistema penal ha evolucionado de tal suerte que se garantiza realmente que su función última, que es resarcir el tejido social, entre lo que se encuentra la readaptación social del delincuente, se lleve a cabo por encima de la venganza privada, o la satisfacción de ver sufrir al agresor, e inclusive, en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se consagran principios que deben regir todo procedimiento jurídico, entre los que caben destacar: de legalidad, seguridad jurídica y debido proceso, máxime que la auto tutela se encuentra expresamente prohibida por el artículo 17 Constitucional Federal, el cual establece lo siguiente:
“Ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma, ni ejercer violencia para reclamar su derecho…Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán expeditos para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta, completa e imparcial…”
No obstante lo anterior, ha quedado de manifiesto una tendencia cada vez mayor por parte de la sociedad a hacerse justicia por propia mano, generando campañas en redes sociales en las que se invita a linchar o incluso matar a las personas que se crea son detenidas cometiendo algún delito, como la denominada “si te veo matar un delincuente, no te vi” que circula en redes sociales, no obstante que el artículo 230 del Código Penal para el Estado Libre y Soberano de Oaxaca tipifica dicha conducta, sancionándola con dos a seis años de prisión y multa de cien a trescientas veces el valor de la Unidad de Medidas y Actualización, lo cual puede ocasionar actos de barbarie sin sustento o con base a criterios muy subjetivos, pues incluso personas que invitan a matar a quien haya cometido algún maltrato animal, y al ser el sustento de dicha forma de “impartir justicia” la ira y la venganza, nos pone en riesgo a todos, pues una turba enardecida puede cometer muchas injusticias, como han sido los recientes linchamientos en todo el país, lo cual nos hace regresar como sociedad a una etapa de barbarie; por lo que cabe recordar lo manifestado por el Mahatma Gandhi: “ojo por ojo y el mundo acabará ciego”
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