Para quienes siguen pensando que la pandemia solo es una pausa en nuestra rutina hay que pedirles que se hagan a la idea de que el cambio ya está en marcha, que el avance tecnológico no se detiene y que muchas cosas, sobre todo la educación, no volverán a ser lo mismo. El uso intensivo de plataformas tecnológicas llegó para quedarse.
Apenas hace unos días la empresa dueña de Google lanzó su “Universidad Google”, una serie de cursos en Experiencia del Usuario, Análisis de Datos y Gestión de Proyectos para realizarse en seis meses y que equipararán a los títulos universitarios de cuatro años de carrera. Además de ser de menor tiempo que una carrera tradicional serán de mucho menor costo.
Ante un desempleo mundial como pocas veces antes, con su consecuente crisis económica, además de la creciente digitalización de nuestras vidas, la solución para millones de jóvenes estará en la tecnología.
¿Y Oaxaca que tiene que ver?
Dentro de México nuestra tierra está entre los peores resultados en evaluación educativa en todos los niveles. Razones políticas, un sindicalismo fascista y la enorme corrupción dentro del sector educativo prepara cada año nuevas generaciones de analfabetos funcionales y la emigración forzada de jóvenes que buscan mejores horizontes.
El modelo educativo contra el que supuestamente tanto luchó la Sección 22 se impone en los hechos: la adaptación de la educación a las necesidades del mundo laboral. Y nada podrán hacer contra Google, ni marchas, plantones o bloqueos. La pandemia y el avance tecnológico derrotarían a la CNTE si se diera un enfrentamiento.
Pero el modelo educativo de gigantes tecnológicos como Google o Amazon debe tomarse con cuidado, no son la panacea ni lo hacen de gratis. Este modelo ofrece capacitar y certificar destrezas y habilidades en actividades específicas en cursos de seis meses a un año de duración, todo en línea, con el perfil que ellos necesitan. En el fondo, convierten en negocio la capacitación que los jóvenes tomarán para luego convertirlos en sus empleados.
Capacitar en destrezas, habilidades y competencias para realizar alguna tarea no es educación, sin embargo, la necesidad económica de los jóvenes, la rapidez de los cursos, la libertad para tomarlos en cualquier lugar y momento más lo económico de su costo podrían poner en jaque el sistema universitario tradicional. Por si fuera poco, al menos en Estados Unidos y Europa, los salarios ofrecidos a estos egresados son el equivalente de 60 a 80 mil dólares anuales.
Si bien muchos jóvenes podrían salvarse de ser rehenes de las mafias educativas y corrupción gubernamental también es cierto que solo cambiarán de ogro puesto que quedarán en manos de empresas que son los nuevos amos feudales del mundo surgidos gracias a su posición oligopólica, que se confirma al momento que dichas empresas tienen el poder de retar al Estado al otorgar, para ellos, validez a esa clase de estudios.
El mundo está lleno de jóvenes que desean trabajar para esas empresas tecnológicas. Google, Amazon o Facebook son un poderoso imán que los atrae irremediablemente. Algunos cursos están en español, pero la gran mayoría son en inglés, es decir, muchos jóvenes oaxaqueños ya están en desventaja porque en las escuelas públicas la enseñanza de otra lengua es de pésima calidad, o de plano, inexistente.
La aparición de la “Universidad Google” solo es el inicio de un cambio de paradigmas que, sin embargo, podrían equipararse a las antiguas figuras del aprendiz de un oficio en que, sin acudir a las aulas, los muchachos aprendían habilidades prácticas que los preparaban para ganarse la vida.
La necesidad de ganarse el sustento provocará que miles d jóvenes prefieran estudios rápidos de unos cuantos meses a pasar cuatro años o más en las aulas. Es ampliamente sabido que ni los títulos universitarios ni los grados de maestría o doctor otorgarán la certeza de obtener un buen empleo.
Lanzar su propia universidad y retar al sistema educativo tradicional no es una ocurrencia, seguramente antes de hacerlo realizaron profundos estudios sobre las necesidades reales de los jóvenes de hoy. Un sistema como éste podría despresurizar a las universidades públicas con la ventaja de que para ejercer esos trabajos puede hacerse cómodamente a distancia, no hay que acudir a un lejano centro de trabajo.
Mientras el mundo avanza a pasos agigantados aquí se pretende tirar el dinero aferrado a viejos paradigmas. El patético caso de las universidades patito de AMLO es claro ejemplo de ello al pretender continuar masificando un modelo educativo rígido y anticuado que dará cada año muchos egresados con niveles de licenciatura o ingeniería, pero cuyo destino será terminar manejando un taxi, atendiendo una taquería o empleado en gobierno.
En Oaxaca tenemos el potencial de desarrollar modelos educativos flexibles, pero no los aprovechamos.
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