5Pasaron las elecciones y los pronósticos que hace meses se tenían se hicieron realidad. Tenemos gobernador electo y es Salomón Jara. Ninguna sorpresa. A pesar de los esfuerzos de la candidatura más cercana, que se empecinó en tratar posicionar la idea de que había empatado al puntero, se impusieron las tendencias y se confirmaron las expectativas que desde 2021 vaticinaban este desenlace. Como todo el país —eso sí— con una muy baja participación ciudadana. Con seguridad, no fue consecuencia de la campaña del candidato ganador, pero sí es una señal de desgaste de los partidos políticos y de nuestra democracia que debe prender las luces ámbar para todas y todos.
Ahora que tenemos certeza sobre quién dirigirá los destinos de nuestro estado durante los próximos seis años, la especulación se torna al equipo que acompañará al próximo gobernador durante su gestión. No es para menos. Aunque queda constancia de que el ahora titular del Poder Ejecutivo electo trabaja incansablemente y le preocupa llegar a cada rincón de la entidad, únicamente su trabajo y dedicación no bastarán para que se materialice su agenda.
Existen diversos ejemplos —para mal— en Oaxaca, que hacen patente que la voluntad de una sola persona no basta para gobernar el estado; se necesita un equipo y de ahí la preocupación. Se requiere no solo de perfiles leales, sino competentes y comprometidos con dar resultados al Estado, especialmente ante el funesto panorama que el futuro a corto plazo proyecta: una posible recesión mundial, una pandemia que no termina, una política fiscal que ha dejado al estado y a los municipios con mayor responsabilidad para la obtención de ingresos propios, arcas del gobierno estatal endeudadas y, además, los graves problemas socioeconómicos que el Estado arrastra debido a malas administraciones y a los constantes saqueos de recursos públicos que parecen que no han acabado en el sexenio 2016-2022.
Se requieren entonces perfiles públicos capaces y comprometidos que desde un inicio puedan dar resultados y conozcan el funcionamiento y tejido del servicio público.
Además del gabinete, las prioridades y rumbo del gobernador es otro punto de especulación que se mantendrá vigente en los medios para los próximos meses. Si bien hay algunos elementos que ya el gobernador electo ha determinado serán parte de su plan de gobierno, aún faltan algunos meses para que tengamos determinación sobre la ruta a seguir en la próxima gestión gubernamental.
El Plan Estatal de Desarrollo (PED), aunque muchas veces una carta de buenas intenciones, será un buen punto de partida para definir la visión que permeará la política pública estatal del siguiente sexenio. De inicio, el anuncio de que el PED se conformará con las contribuciones de los 570 municipios es alentador para establecer un cambio de dirección en las administraciones públicas estatales —aunque desde el aspecto técnico será todo un reto que requerirá un buen equipo para su integración—. De ahí, todo es posible. Habrá que ser pacientes para contar con ese mapa de ruta que definirá en parte nuestros destinos.
Y, finalmente, ya definido el ganador de la contienda estatal, se inician otros procesos políticos: la renovación de las dirigencias de Morena y la definición de la candidatura de dicho partido a la presidencia de la República. No es cosa menor tratándose de la primera fuerza electoral del país, y en dichos procesos el triunfo de Salomón Jara será de gran importancia.
Poco a poco se van agotando los meses de la menguante administración estatal y con ello, como es costumbre, el declive de las acciones y respuesta del gobierno. Habrá que ver qué cadáveres están ocultos y qué cuentas rinden; pero eso será tema para otra ocasión.
@GalateaSwanson