El corazón para amar, la patita pa’ caminar, el librito pa’ estudiar, la cabeza pa’ pensar y el vasito para tomar agua”. Como si se tratara del cuerpo humano y de las actividades cotidianas, la señora Elsa López invita a consumir las partes de la res que ha cocido previamente para venderlas en el mercado Benito Juárez.
Por aquí y por allá, sus compañeras de pasillos ofrecen blandas y clayudas (o tlayudas), los chapulines con ajo y sal o con limón y chile, los guisados, el arroz y lo cosechado en los campos de pueblos cercanos: rábanos, chiles de agua y aguacates.
Pero lo de ella son las vísceras y partes conocidas comúnmente como menudo, un alimento muy habitual en los hogares de los oaxaqueños de la región Valles Centrales, pero que en los últimos años ha dejado de ser el centro de los desayunos, almuerzos o comidas de los domingos. Aquellas que en familia se disfrutan fritas o en caldo, si se opta por adquirir el menudo crudo, que como el hígado también vende López a sus 61 años de edad.
Es tradicional, debe de serlo porque es un alimento que ya tiene muchos años que se consume. Lástima que se ha venido perdiendo la tradición porque muchas personas ya no lo compran. Dicen: ‘es que no le gusta a mi nieto’, ‘ ya no le gusta a mis hijos’. Son pocas las personas que lo consumen”.
Aun con la disminución de clientes, Elsa se resiste a dejar de vender el menudo, un alimento que generalmente se considera para la gente “humilde”, como muchos describen a quienes tienen menor salario y poder adquisitivo.
Actualmente, este alimento es llamado incluso “don menudo”, pues con el incremento en la mayoría de los productos y la menor capacidad adquisitiva de la población, resulta “caro”, dice la vendedora.
Ella está en su puesto de lunes a domingo, donde ofrece el menudo e incluso comparte cómo prepararlo: frito, si es el menudo cocido, o en caldo si es el crudo. Y con cebolla y frito si se trata del hígado. Las patas , explica, se disfrutan en tostadas, con alguna salsa o chiles en vinagre.
Que la señora Elsa expenda estos alimentos se debe también también a sus orígenes: hija de padre cocinero y madre que siempre se dedicó a la venta de menudo. Nacida en el barrio de Jalatlaco, donde hasta hace unas décadas hubo curtidurías, la familia emigró a la agencia de San Juan Chapultepec. Pero en Elsa se mantienen las tradiciones de su niñez.