Tras dos meses con 10 días de haber partido de su natal Tegucigalpa, Honduras y más de 50 días de estar caminando desde Tapachula, Chiapas hasta la ciudad de Oaxaca, Henry, quien forma parte de la caravana “Viacrucis del Migrante 2024”, ya reciente los estragos de los miles de kilómetros recorridos.
Pese a las inclemencias del clima, hambre y los peligros que ha enfrentado en todo su trayecto, el ciudadano de 42 años de edad, afirma que no hay nada más triste en su vida que la despedida con sus seres queridos.
Hemos pasado por muchas cosas, frío, calor, lluvia, hambre, agresiones, pero lo que más recuerdo en mi mente es mi familia, cuando me despedí de mis hijos, fue el día más triste de mi vida”.
En cada parada que realiza la caravana en su paso por la Zona Metropolitana de Oaxaca (ZMO), para Henry representa un respiro y una oportunidad para poder descansar.
Ya me duelen mucho mis pies, apenas habíamos avanzado unos kilómetros de Tapachula y ya me habían salido muchos callos, afortunadamente una familia me regaló unos tenis cómodos y son los que ahora me ayudan a caminar, sé que nos falta mucho, pero el amor a mis hijos, a mi familia es lo que me mueve”.
A decir del ciudadano hondureño, decidió buscar el sueño americano para poder brindarles un mejor futuro a sus seres queridos. “Lo que me inspiró a salir fue la falta de empleos dignos, Honduras es un país hermoso, igual que México, pero allá estamos pasando por una situación muy difícil, lo que nos pagan apenas nos alcanza para comprar un poco de comida.
Nosotros no le hacemos daño a nadie, solo venimos en busca de mejores oportunidades, nuestro sueño es llegar a los Estados Unidos, pero si en algún lugar de México hay trabajo, nos quedamos a trabajar, le prometí a mis hijos que voy a encontrar un buen trabajo para mandarles un poco de dinero”, comentó.
Al igual que Henry, María Isabel, originaria de Nicaragua, tiene el sueño de llegar hasta los Estados Unidos en busca de un empleo digno para poder mantener a sus padres.
En Nicaragua dejé a mis padres, me costó mucho trabajo dejarlos porque ya están grandes, pero la necesidad es lo que nos hace salirnos, me tomé el valor porque venimos en grupo y así nos protegemos entre todos.
A su paso por la Carretera Federal 175, desde San Bartolo Coyotepec, Santa María Coyotepec, Ánimas Trujano, San Agustín hasta la capital oaxaqueña, los migrantes tuvieron que lidiar con funcionarios del gobierno estatal que pretendían desviar la caravana hacia la carretera Zaachila-Oaxaca.
Mientras avanzaban, también recibieron el apoyo solidario de decenas de ciudadanos que les proporcionaron agua, sombreros, frutas, incluso a su paso por Ánimas Trujano, algún promotor de voto a favor de la 4T les obsequió paraguas con la leyenda de su candidata presidencial.
Estoy conociendo lo que realmente es la humanidad, no me refiero al apoyo del gobierno, sino de la gente, los oaxaqueños son muy solidarios, nos han apoyado con muchas cosas, hay gente que se quita el zapato o sus gorras para obsequiarnos y eso es muy valioso para nosotros”, señaló María Isabel.
Durante su trayecto con dirección a la ciudad de Oaxaca, las autoridades estatales les ofrecieron transporte, al igual que un grupo de transportistas que arribaron con sus taxis para invitarlos a subirse y llevarlos Polideportivo, sin embargo, los migrantes lo rechazaron “porque nos han engañado en muchas ocasiones y cuando nos subimos a las unidades nos llevan de regreso o a otras rutas más largas”, señalaron.
Además, otros consideraron que debían de avanzar caminando, pues tienen la fuerza y la fe en la cruz que cargan desde que salieron desde Tapachula, Chiapas. “La Cruz es la llave de nosotros para seguir avanzando, nos da fuerza y valor para continuar nuestro camino”, afirmaron.