La jornada electoral más grande en la historia de México permitió que una mujer, Claudia Sheinbaum Pardo, se convierta en la primera presidenta del país al lograr cerca de 35 millones de votos. Y se anticipa que probablemente continuará muchas de sus políticas actuales, entre ellas, el fortalecimiento del ejército y la implementación de recortes presupuestarios a agencias federales.
Contrario a lo que se decía, la jornada electoral se desarrolló de manera pacífica, se convirtió en una fiesta cívica, en paz y con problemas menores. Fue una jornada histórica y ejemplar.
Aunado a ello, con una mayoría en el Congreso, la próxima jefa de Estado Mexicano podría allanar el camino para la consolidación del control del partido hegemónico en México una vez más. Sera la primera mujer Presidenta de México, cuando se vive una tendencia a largo plazo de aumento en la representación femenina en la política mexicana
En 1990, menos del 8% de los miembros de la cámara baja de México eran mujeres; hoy, alrededor de la mitad lo son. Este avance en la igualdad de género se atribuye en gran parte a la implementación de cuotas de género en las últimas décadas.
Sheinbaum es de izquierda y se considera la sucesora ideológica de Andrés Manuel López Obrador, ofrece apoyo a la continuación de la Cuarta Transformación. Su desafío será equilibrar estos objetivos con las fuertes inversiones en proyectos que emiten carbono promovidos durante la administración actual.
Es indudable que su proyecto depende en gran medida del papel del estado. Sin embargo, al igual que el actual gobierno también promueve la disciplina fiscal y un gasto relativamente bajo. La seguridad es un problema crítico. El país ha estado en un conflicto interno durante las últimas dos décadas. Desde 2006, medio millón de personas han sido asesinadas y muchas han desaparecido. Hasta ahora, tres administraciones distintas con diferentes enfoques no han podido reducir la violencia o el poder creciente de los grupos criminales.
Romper pobreza
La pobreza tiene repercusiones importantes en la salud, el aprendizaje y la productividad de las niñas, niños y adolescentes. Si no se rompe, el ciclo de la pobreza se reproduce generación tras generación. Por ello es necesario mejorar los sistemas de recolección de datos para asegurar que los niños y niñas más vulnerables, en situación de calle o en comunidades de difícil acceso, estén incluidos en estas mediciones, además de garantizar que existan indicadores para medir los progresos en la disminución de la pobreza infantil.
Tal condición como la exclusión que enfrentan los niños y adolescentes en Oaxaca, en ocasiones agudiza la negación en el ejercicio de sus derechos que pueden llegar a experimentar en situaciones de alta vulnerabilidad, tales como carencias en el ejercicio de su derecho a la identidad; separación de sus familias asociada con las dinámicas migratorias internas e internacionales que ocurren en el estado.
Así como la posibilidad de que sean víctimas de violencia o explotación económica, o bien, el hecho de tener alguna discapacidad o estar privados de su libertad por haber incurrido en algún delito.
Por ello, el combate a la pobreza en México requiere de una estrategia multifactorial. Más concretamente, se necesita disminuir la cantidad y el porcentaje de las niñas, niños y adolescentes que no tienen garantizado el ejercicio de al menos uno de sus derechos para el desarrollo social, y cuyos ingresos del hogar son insuficientes para adquirir los bienes y servicios que se requieren para satisfacer sus necesidades.
Hoy se promueve una serie de medidas para que el Estado Mexicano garantice los derechos sociales contemplados en la medición de la pobreza en el país y el nivel de bienestar en los hogares y las familias. Algunas de estas medidas son para garantizar un ingreso suficiente, diseñar mecanismos de apoyo que permitan costear las necesidades de las familias de las niñas, niños y adolescentes en México.