Siempre que pensamos en un estante de metal nos viene a la cabeza un espacio industrial, pero esto no tiene que ser así. Aunque es cierto que se utilizan mucho en diversos sectores profesionales, también los podemos usar en una vivienda.
Tanto si los compramos para un negocio, como si lo hacemos para casa, hay que tener en cuenta una serie de factores que harán que no nos equivoquemos a la hora de adquirirlos.
¿Cuánto peso soportan los estantes?
Antes de decantarnos por un estante industrial hay que ver cuánto peso soporta. Este dato lo aporta el fabricante, el cual nos dice el peso máximo por nivel y el peso total que aguanta el anaquel.
De ese modo, lo mejor es emplear una báscula industrial y pesar lo que vamos a colocar, que nunca debe superar ninguna de las dos cifras. Incluso sería bueno que ni se acercase para dejar un margen de seguridad.
Cuando la capacidad máxima se sobrepasa, lo normal es que los estantes terminen colapsando. Así, al daño de la rotura de los anaqueles hay que sumar la pérdida de la mercancía u objetos que hay en ellos, que suele acabar destrozada.
¿Para qué vamos a usar el estante metálico?
En el mercado hay estantes de diversas calidades, pero eso no significa que siempre debamos adquirir el mejor y el más caro.
Por ejemplo, si vamos a comprar un estante para almacenar no es necesario que sea de la mejor calidad, puesto que dejaremos ahí los productos y apenas los moveremos.
Un caso distinto es si vamos a estar poniendo y sacando artículos del anaquel todo el día. En esa situación conviene adquirir estanterías de calidad, pues de lo contrario es probable que se dañen con el paso del tiempo.
¿De qué materiales las compramos?
Las estanterías metálicas se hacen de diversos materiales. Algunas, las más baratas, solo tienen el armazón metálico, mientras que la base de los estantes es de madera y así se abarata su precio final.
Cualquier metal nos va a servir, aunque en el caso de que las estanterías se vayan a colocar en zonas húmedas, o los artículos que se pongan en ellas estén mojados, lo mejor es optar por un estante acero inoxidable.
De esa manera, la estantería no se va a oxidar nunca. Es cierto que estos estantes de acero serán más caros, pero se amortizarán a lo largo del tiempo.
El diseño puede ser importante
Hay ocasiones en las que el diseño es fundamental. Esto pasa cuando las estanterías se usan en casa o en locales de venta al público. Por su tipología, no se suelen poner a la vista, pero siempre viene bien que estén pintadas, que los colores sean alegres, etc.
Si hablamos de estanterías que van a ir al sector industrial, la importancia del diseño no va por el lado de la apariencia. Aquí, se aprecia más que se construyan de forma que se puedan montar sin herramientas, lo que facilita mucho colocarlas y quitarlas si es necesario.
Eso evita tener que buscar herramientas, que los tornillos se hayan estropeado, que se pierdan en el traslado, etc.