Bajo el cielo iluminado con luces artificiales, desde el auditorio del Cerro del Fortín de la Verde Antequera, se cerró con broche de oro la Guelaguetza 2024, cuya edición vespertina de la octava cautivó a miles con sus bailes y danzas.
Los más de 240 minutos de fiesta, se abrazaron de hermosas mujeres de todas las regiones, de varones gallardos que dieron el recorrido a Oaxaca, considerado centro cultural de México.
Con el ritual ancestral, el olor a copal, la ofrenda del maíz, las cazuelas, el cacao y las hierbas, a la par de la presentación de la Diosa Centéotl, representada en la indígena mixteca, Juana Hernández López, dieron inicio los 16 números.
Santiago Jocotepec con “La compañera del chinanteco”, abrió la presentación que resumió en su baile la riqueza cultural de Oaxaca, y con la tortilla de la Chinantla, consintieron a la gente.
De la zona zoque, se presentó la lavada y planchada de la ropa de San Pedro Apóstol, como parte de la mayordomía en honor a la imagen religiosa que se realiza en los meses de junio en este pueblo del Istmo.
La mujer de esa tierra del mango, lleva a las orillas del río Novillero la ropa del Santo, como ofrenda de su fe católica.
De las tierras istmeñas, la fiesta de la Guelaguetza recorrió decenas de kilómetros para presentar a San Juan Copala, de la zona triqui, cuya historia se enmarca en enfrentamientos de sus organizaciones, pero en esta ocasión llevó su baile y “gueza”.
Gente gentil y generosa, mujeres artesanas del huipil rojo, del caldo de res, así como del tradicional tepache”, llegaron a bailar la tortolita, el colibrí y la calandria bajo el sonido del tambor.
Mientras la gente estaba recibiendo la ofrenda de esta delegación, llegó al escenario Santa María Huatulco, comunidad fundada el 8 de enero de 1539.
Hombres con trajes de mantas y mujeres con enaguas de diversos colores, salieron a bailar sus sones y chilenas que se enmarcan en su fiesta patronal.
Ahí en el auditorio del Cerro del Fortín, el gobernador Salomón Jara y la Diosa Centéotl, Juana Hernández estuvieron acompañados por el secretario de Turismo de México, Miguel Torruco.
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Conforme iba cayendo el día y el sol se ocultaba en el horizonte, a este majestuoso escenario, llegó la delegación de San Miguel El Grande, desde lo recóndito de la región de la Mixteca.
Con sus costumbres ancestrales, llegó a compartir el ritual de la fiesta de casamiento y con eso, las tradiciones, dejando de lado la inconformidad por el conflicto que se vive en aquel territorio.
De la tierra del pescado y camarón, la delegación de San Francisco Ixhuatán, trajo hasta la Rotonda de las Azucenas, la “Entrega de mayordomía en honor de la Virgen de La Candelaria”.
Con sus trajes de gala, hombres y mujeres, bailaron al son del canto en honor a la ixhuateca.
Al caer la noche, el honor al Señor de los Corazones fue el preámbulo de la tradicional Canción Mixteca que cimbró en cada persona oaxaqueña y que en esta ocasión presentó Huajuapan de León.
Qué lejos estoy del suelo donde he nacido, inmensa nostalgia invade mi pensamiento”, de José López Alavés, unió a los más de 11 mil asistentes en un solo sentimiento.
De la nostalgia, la delegación pasó al Jarabe Mixteco que, acompañado con el torito de pirotecnia, puso a bailar de alegría a las y los asistentes.
De la misma región, llegó San Juan Bautista Coixtlahuaca con su tradicional “Comparsa Azteca”, y de nueva cuenta, volvió la región del Istmo con la vela tradicional de Juchitán de Zaragoza.
De la lengua náhuatl, Santa María Teopoxco, presentó su rito de matrimonio, una tradición de la Sierra de Flores Magón. Las y los participantes, mostraron el baile de pareja de esta comunidad.
Después de casi 3 horas de comenzada la edición, llegó la Danza de la Pluma, de la región de Valles Centrales, representada en esta ocasión por San Bartolo Coyotepec.
La danza de origen Azteca y española de la época virreinal, de nuevo conquistó al público asistente que la despidió entre aplausos y vivas.
“Na pu-ta chichi” y “La borrachita” de San Pedro Ixcatlán de la zona mazateca de la Cuenca del Papaloapan, robó las risas, y la algarabía de los asistentes quienes aplaudieron al paso de la mujer que bailaba con un cantarito en la mano.
La picardía de Juquila llegó al escenario y resonaron las chilenas, junto con el retumbar del zapateado. La delegación proveniente del lugar donde se ubica el santuario de fe en honor a la Virgen de Juquila, desfiló con sus canastas, flores y la gallardía de sus hombres. Las mujeres de olores de rosas bañadas de luna, vistieron coloridos trajes.
Antes de las 21:00 horas de la noche del lunes 29 de julio, resonó en auditorio: “Medio viaje fue subir y medio viaje bajar, la montaña atravesamos, la friega fue inclemente…Tuxtepec está presente”, fue como apareció una de las delegaciones más esperadas, aunque el origen de este número siga siendo controversial.
El inigualable baile de “Flor de Piña”, formada por una treintena de mujeres ataviadas en sus trajes tradicionales y listones, estaba de nuevo en la Rotonda de las Azucenas.
El escenario del auditorio Guelaguetza se rindió ante este baile, cuya presentación significa que la fiesta está a punto de concluir.
San Pedro Pochutla, siguió con el colorido para que el público asistente siguiera inundado de algarabía, color y música.
Finalmente, como anfitrionas, las Chinas Oaxaqueñas de Genoveva Medina, cerraron con su presentación esta Guelaguetza 2024 y el cielo de la capital se iluminó con un espectáculo de pirotecnia y música.
¡Vivan los pueblos originarios!, ¡viva Oaxaca!, ¡Viva la Guelaguetza!, lanzaron.
#Oaxaca | Así se vivió la quema de fuegos pirotécnicos, con la cual terminó la cuarta presentación de la #Guelaguetza 2024.
Vía: Jesús Santiago pic.twitter.com/ZCC6zg6c10
— El Imparcial de Oaxaca (@ImparcialOaxaca) July 30, 2024