Ante la conclusión de un año como lo fue el 2020 es necesaria la reconexión con la naturaleza, especialmente porque se ha vivido y mantiene una situación de opresión y de afectaciones a la salud. Así lo considera Abel Ramírez, promotor cultural y habitante de Santa María del Tule, quien agrega la necesidad de una búsqueda, de una reflexión que ayude a la sociedad a revalorar la vida.
“Estamos saliendo de un calendario en donde nos agobiaron muchas cosas”, explica Ramírez sobre un año que terminó y “ha sido el más presionado emocionalmente. Fue un calendario que marcó el contexto natural del yo como ser humano, de ver qué sucede y preguntarme qué hago”.
LOS RITUALES
Aunque para Abel los rituales como el que suele practicar están vinculados con las estaciones del año, refiere que en los primeros días del 2021 también se puede recurrir a uno que reconecte a las personas con la naturaleza, que las hermane con la Madre Tierra. Y a partir de ello agradecer por la vida.
Los rituales, remarca Ramírez, son actos que suelen hacer muchas personas desde que se levantan en la mañana y se miran al espejo o se observan y reconocen que están vivas. Al ser originario de una comunidad zapoteca, él ha practicado uno en el que a través del agua y de una vestimenta para la ocasión evoca a cuatro elementos de la naturaleza: agua, aire, tierra y la luz del sol.
Que sean estos elementos, señala, es porque la naturaleza marca la vida de las personas a través de ellos.
“(El ritual) es una carga de energía, es hermanarme con la Madre Tierra, con la naturaleza, sentirme parte de este concierto maravilloso de vida, en donde los elementos fluyen en el ser humano y como ser humano me siento parte de los elementos”.
CERRAR CICLOS
Desde su comunidad natal, Abel compartió un ritual que se puede realizar en el hogar y que, refiere, sirve para cerrar ciclos, y que en comunidades y culturas como de la que es parte cobra relevancia en un contexto marcado por la epidemia de Covid. Una que, sin embargo, se mantiene en el año actual y bajo un nuevo contexto y aprendizaje.
“El calendario que terminó nos marcó en el sentido de que llegamos a cuestionar todos nuestros valores, conceptos… El calendario marcó cuestiones biológicas, pero que no eran nuevas porque hemos tenido muchas a lo largo del desarrollo de la humanidad”, explica a la par de ahondar que es ahora cuando se ha dado una pauta al cuestionamiento humano e identificar cómo sortear la crisis.
“El calendario nuevo viene marcado por las pruebas que pasamos en el anterior. Muchas cosas nuestras se debilitaron y otras se reforzaron; descubrimos que muchas cosas no funcionaron como esperábamos”.
Para Abel, el año que terminó debe, necesariamente, dar paso a la refl exión y mejorar como humanidad. “Si como ser humano no revaloras tu concepto de vida, tu forma de ser, de manifestar y aceptar valores no estamos usando esta experiencia para crecer. La idea es que aprovechemos las experiencias para mejorar”.