Uno de los máximos referentes en la artesanía de Cuilápam de Guerrero, ha partido a otro plano. Se trata del maestro Manuel Ramírez Cruz (1944-2024), quien con sus manos, creatividad y magia, mantuvo viva la esencia de la Danza de la Pluma, a través de la elaboración de penachos que han sido de admiración, local, estatal e incluso mundial.
Don Manuel falleció el 10 de mayo y fue este domingo cuando se le dio cristiana sepultura en el panteón de su comunidad, donde se lo recordará como un gran hombre, un gran padre y abuelo, lleno de valores, con una bondad y humildad admirables.
Durante su vida el maestro le dio vida a obras de arte que perdurarán por generaciones, ganándose el corazón de su pueblo.
Su dedicación incansable, su pasión por la artesanía y su amor por la belleza han dejado una marca indeleble en aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo y en las obras que creó.
Que su legado perdure como un faro de inspiración para todos aquellos que siguen el camino de la creatividad y la excelencia artesanal.
En su memoria, honramos su vida y su trabajo, recordando con gratitud el regalo que fue tenerlo entre nosotros. Que descanse en paz, sabiendo que su arte seguirá siendo una fuente de admiración e inspiración eterna”, destacaron sus familiares.
Ahora esas plumas multicolores que tiñó a lo largo de su vida, se han transformado en alas, llevándolo a lado del todo poderoso, donde descansará en paz y en el recuerdo de la Cuna de la Danza de la Pluma.