Las estadísticas energéticas en los hogares mexicanos siguen en aumento, impulsadas por la proliferación de aparatos electrónicos. Sin embargo, hay estrategias efectivas para combatir esta problemática y reducir la tarifa del recibo de luz.
Un aspecto crucial a tener en cuenta es el consumo de energía de los dispositivos que, aunque aparentemente apagados, siguen absorbiendo electricidad. Estos aparatos se conocen como “vampiros eléctricos” y pueden representar hasta el 10% de la factura mensual de electricidad.
¿QUÉ SON LOS VAMPIROS ELÉCTRICOS?
La Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha advertido sobre estos dispositivos que, al permanecer conectados –aunque estén en modo de espera o apagados– continúan demandando energía. Los más comunes incluyen:
Televisores y pantallas: Aunque se apagan con el control remoto, siguen consumiendo energía al estar en modo de espera.
Cargadores de celular: Continúan consumiendo electricidad incluso cuando no están cargando un dispositivo.
Consolas de videojuegos: Pueden consumir una cantidad significativa de energía en modo de espera.
Hornos de microondas y cafeteras: Los relojes digitales y funciones de espera requieren energía constante.
Laptops y computadoras de Escritorio: Si permanecen enchufadas, siguen utilizando electricidad para mantener funciones básicas.
¿CÓMO MINIMIZAR EL CONSUMO?
Para reducir el consumo asociado a estos “vampiros eléctricos”, considera las siguientes recomendaciones:
Desenchufa los dispositivos: Desconecta los aparatos cuando no los estés utilizando.
Utiliza aislantes de corriente con interruptor: Estos dispositivos permiten desconectar varios aparatos a la vez con facilidad.
Adoptar estos hábitos puede ayudar a reducir hasta un 10% del consumo de electricidad en tu hogar.
BENEFICIOS ADICIONALES
Además de disminuir el monto del recibo de electricidad, desenchufar los aparatos cuando no se usan contribuye al cuidado del medio ambiente. Menor consumo de energía significa una menor demanda en la red eléctrica, lo que reduce la huella de carbono. Este simple cambio no solo aligera tu bolsillo, sino que también promueve un uso más sostenible de los recursos.
Implementar estas prácticas en tu rutina diaria no solo mejorará tu eficiencia energética, sino que también será un paso positivo hacia un entorno más sostenible.