Antes de reprender a nuestro perro cuando ladra conviene saber por qué lo hace para entenderlo mejor y de esa forma optimizar nuestra relación.
Lo patológico es el ladrido compulsivo y sin un sentido práctico real y es ése un signo clínico importante de que algo funciona mal y que debe ser tratado.
Lo normal, lo fisiológico debe ser respetado y comprendido.
He aquí algunas de las circunstancias en las que un perro ladra y no debería ser reprimido:
1.- Para comunicarse
El ladrido, si bien no es la forma más importante de comunicarse por parte del perro, sí es la elegida por el ser humano para hacerlo.
2.- Por miedo
Es muy frecuente y, acompañado por otros signos corporales, es una manera de manifestar la presencia de una amenaza y de pedir ayuda a su manada.
3.- Como invitación al juego
Resultan normales el ladrido y el gruñido a modo de solicitar participación en un juego.
4.- En la caza
Los perros genéticamente seleccionados para la cacería, en algunos casos, ladran para avisar a los otros perros o al cazador.
5.- Para avisar por alarma
El perro está ejerciendo la función para la que ha sido seleccionado, ladrando ante cualquier estímulo externo. Simplemente está avisando.
6.- Por separación del tutor
Los perros, al ser animales gregarios y sociales, no quieren estar solos y reclaman compañía a través del ladrido.
7.- Ladrido reforzado por el propietario
Si cuando nuestro perro ladra le prestamos atención, reforzaremos esa conducta efectiva y tenderá a repetirse.
8.- Por demanda de atención
El ladrido para llamar la atención frente a una demanda concreta normalmente es reforzado y por eso se repite.
9.- Ladrido territorial
Cualquier perro ladra como un modo de defender su territorio o sus pertenencias.
10.- Por frustración
Del mismo modo que los bebés lloran o hacen berrinches cuando no alcanzan algo, los perros ladran en la misma circunstancia.
11.- Por dolor
El dolor también puede manifestarse con el ladrido.
12.- Como conducta repetitiva
El ladrido puede convertirse en la única salida al estrés y muchos perros en situaciones extremas de confinamiento inadecuado ladran de manera repetitiva y monótona, como deshaciéndose de la ansiedad que el momento y la circunstancia les causa.