Los gatos y el agua no se llevan bien, pareciera que esta es una verdad universal que ha existido desde siempre, la hemos visto representada en numerosos medios, desde caricaturas, hasta videos virales en internet.
Esto no suele ser un problema para los propietarios de felinos, ya que estamos hablando de una especie que tiene hábitos de higiene muy rigurosos, por lo que generalmente están limpios de patas a cabeza.
Sin embargo, existirán ocasiones en las que será necesario bañar a nuestra mascota, ya sea por recomendación del médico veterinario o porque definitivamente se ha ensuciado mucho. Cualquiera que sea el caso, aquí te traemos algunos consejos para que te sea más sencillo.
Primero que nada, necesitarás cepillo, jabón, champú específico para el tipo de pelaje del animal, alfombra de goma para evitar que se resbale, esponja de ducha, bolitas de algodón y dos toallas.
Antes de siquiera abrir la llave del agua, comienza a cepillarlo con calma para eliminar el pelo muerto y deshacerte de los nudos. Para evitar que le entre jabón a los ojos, puedes usar aceite mineral especial para gatos y colocar un poco en sus ojos.
Las bolitas de algodón son para colocarlas en sus orejas, esto mantendrá el agua fuera de los oídos, solo asegúrate de no introducirlas de más para no lastimar al animal.
Abre el agua y asegúrate de que esté templada, coloca a tu mascota en el tapete de goma, esto hará que se sienta más seguro y que no se resbale. Comienza a mojarlo poco a poco, asegurándote de cubrir todo su cuerpo excepto la cara.
Si notas que el gato se empieza a poner nervioso sácalo de inmediato, con calma, y deja que se vaya, la experiencia servirá para que se vaya acostumbrando y podrás intentarlo de nuevo en dos semanas.
Si parece que el animal se encuentra bien, entonces puedes continuar con la aplicación del champú, frotando suavemente su cuerpo; te puedes ayudar de una esponja para dar pequeños masajes.
Listo, ahora únicamente queda enjuagar y secar con una toalla.