Un reciente estudio realizado por la Universidad Estatal Lomonosov de Moscú y el Instituto Alfred Wegener ha revelado la creciente expansión de la llamada “Puerta al Inframundo”, una grieta de aproximadamente un kilómetro situada al norte de Siberia. Este fenómeno, también conocido como el Cráter de Batagaika, amenaza a la región debido a su acelerado hundimiento y el derretimiento del permafrost, una capa de hielo que contiene masivas cantidades de carbono.
La “Puerta al Inframundo” ha sido objeto de investigación durante más de una década debido a sus peculiares características naturales. Su hundimiento ha expuesto restos prehistóricos y vestigios que resultan ser fascinantes objetos de estudio para la comunidad científica. Sin embargo, esta grieta también representa un grave peligro ambiental. El derretimiento del permafrost no solo puede liberar grandes cantidades de gases de efecto invernadero, sino que también podría desatar virus antiguos, para los cuales la humanidad probablemente no esté preparada para combatir.
El Cráter de Batagaika, conocido por su apodo aterrador, es tan vasto que es visible desde el espacio. La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) ha capturado imágenes de este fenómeno, destacando su inmensa capacidad de expansión.
El cráter de Batagaika es una estructura geológica con origen ligado al Calentamiento global, ubicado en Siberia Oriental, a 10 km al sudeste de la ciudad de Bataga. Tiene 1 Km de largo, 100 metros de profundidad y se calcula que se expande de 15 a 18 m cada año (abro hilo). pic.twitter.com/kzPzm8BBTx
— Irene Wais (@IreneWais) January 14, 2024
A pesar de las continuas investigaciones, los científicos aún no han encontrado un método efectivo para reducir la velocidad del hundimiento de la grieta. Además, no se sabe con exactitud qué otros males biológicos podrían desatarse a medida que el permafrost se derrita por completo. El fenómeno se compone de un acantilado que se asemeja a la figura de una medusa y fue captado por primera vez en imágenes satelitales en 1991, tras el colapso de una ladera en las tierras de Yana, en la región de Yakutiak, que dejó al descubierto el permafrost.
Una investigación realizada por la Facultad de Medicina de la Universidad de Aix-Marseille en Marsella descubrió virus pertenecientes al permafrost de Siberia, determinando que la cepa más antigua tenía casi 48,500 años. Aunque estos virus fueron recolectados en un espacio controlado, donde los expertos limitan su proliferación para medir su impacto y estudiar sus características, el esparcimiento de un virus antiguo en un ecosistema sin control podría tener graves consecuencias para la flora, fauna e incluso para los seres humanos.
El creciente hundimiento de la “Puerta al Inframundo” continúa siendo un misterio que los científicos están ansiosos por resolver. Mientras tanto, los riesgos ambientales y biológicos que plantea este fenómeno natural permanecen como una preocupación urgente para la comunidad internacional.