Después de más de una década de calvario judicial, Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, ofrecerá un discurso público el próximo 1 de octubre. Este evento marca un momento significativo en el debate sobre la libertad de prensa y los derechos humanos, en medio de una creciente preocupación por la protección de los periodistas a nivel global.
El también activista fue liberado en junio de este año durante la sesión de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa en Estrasburgo, Francia. Su discurso será la primera vez que hable públicamente sobre su experiencia durante su reclusión en el Reino Unido, donde fue detenido a petición del gobierno de Estados Unidos.
Con 53 años de edad, el periodista australiano de origen sueco abordará cómo las condiciones de su detención y su acusación en EE. UU. han impactado negativamente la defensa global de los derechos humanos.
Este evento está organizado por el Comité de Asuntos Legales y Derechos Humanos de la Asamblea Parlamentaria, liderado por la diputada islandesa Thorhildur Sunna Ævarsdóttir.
Posteriormente, es decir, el 2 de octubre, se llevará a cabo un debate entre los representantes de los 46 países miembros, donde se discutirá una resolución sobre las consecuencias de la detención de Assange para los derechos humanos.
La ponente del informe ha advertido sobre los “cargos desproporcionados” que enfrenta Assange en EE. UU., donde se le acusa de hasta 18 delitos relacionados con la Ley de Espionaje.
¿QUÉ REVELÓ WIKILEAKS?
WikiLeaks ha sido pionero en la divulgación de información crítica. Entre sus filtraciones más destacadas, se encuentra la publicación de 570,000 mensajes interceptados enviados el 11 de septiembre de 2001, y documentos sobre la Guerra de Afganistán y los Registros de la Guerra de Iraq, revelaciones han puesto de manifiesto violaciones de derechos humanos y libertades civiles en diversas naciones.
Assange ha sido acusado por Estados Unidos de ser responsable de una de las mayores filtraciones de información clasificada en la historia del país. Su caso ha suscitado un intenso debate sobre la libertad de prensa y el papel de los denunciantes en la sociedad.
Este evento no solo representa una oportunidad para escuchar la voz de Assange, sino que también plantea preguntas cruciales sobre la protección de los derechos humanos y la libertad de expresión en un mundo cada vez más complejo y vigilado.