Los colores, la alegría y el aroma de Oaxaca volvieron a unirse este sábado en las principales calles del Centro Histórico de la ciudad en el cuarto convite que anunció la fiesta y la hermandad de los oaxaqueños.
Entre música, marmotas, juegos pirotécnicos, mezcal y bailes, miles de oaxaqueños visitantes nacionales y extranjeros compartieron la alegría de quienes mostraron la cultura y tradición del estado en su máximo esplendor.
Desde la Cruz de Piedra de Xochimilco, decenas iniciaron los tradicionales bailes que caracterizan a la región de Valles Centrales, donde los aplausos y los gritos acompañaron el recorrido que reunió a familias, amigos y vecinos.
En punto de las 19:00 horas, las faldas multicolores, las canastas con grandes adornos, los largos collares y las sonrisas en todo momento atrajeron las miradas de miles de asistentes que compartieron los bailes, la bebida, los dulces y los panes que se repartieron durante el trayecto.
Los originarios de Tlacolula, las Chinas oaxaqueñas de Casilda Flores, los Danzantes de Cuilápam, San Mateo Macuilxóchitl y los Diablos de Juxtlahuaca recorrieron el andador turístico, Independencia y Valdivieso, hasta llegar al zócalo de la ciudad, donde continuó la fiesta por media hora más.
Resguardados por elementos de las policías Vial y Estatal en todo momento, para evitar cualquier contratiempo, los representantes de Valles Centrales no solo anunciaban la fiesta de los oaxaqueños, sino se mostraban atentos y dispuestos a una foto con turistas y los propios oaxaqueños, que alistaban celulares y cámaras de video.
La emoción de los asistentes para ver el recorrido de las Chinas oaxaqueñas y los Diablos de Juxtlahuaca olvidó que en el lugar también acudieron personas en sillas de ruedas, que permanecieron atrás y apenas si pudieron ver las marmotas y las canastas que giraban en todo momento.
Decenas de niños y niñas que acudieron en compañía de sus padres disfrutaron del convite y la tirada de dulces que inició desde el andador turístico, donde los instrumentos musicales no hicieron pausas y sonaron con más fuerza ante el grito de alegría de aquellos que permanecieron a los costados.