Cumpliendo con una tradición ancestral, este viernes el alcalde de la población de San pedro Huamelula, Víctor Hugo Sosa García, se casó con la princesa lagarta, como le llaman los lugareños.
Se trata de una tradición que data del año de 1789, y según la creencia, realizar este acto traerá abundancia a los pescadores y campesinos de la comunidad, asentada en la zona costera chontal del Istmo de Tehuantepec.
Este año la lagarta conocida por los habitantes del lugar como “la niña princesa”, lleva por nombre Alicia Adriana, la cual llegó días antes a la población, proveniente de San Mateo del Mar.
Esta tradición es única y significa la unión de dos culturas, del pueblo Huave de San Mateo del Mar y de San Pedro Huamelula; con la mezcla de estas dos culturas se logra abundancia, toda vez que se cree que esta unión del hombre con la naturaleza, traerá buenas cosechas para los campesinos y abundancia de pesca.
Desde temprana hora, un grupo de personas van de casa en casa con la lagarta, y acompañados de la música de una banda regional, bailan con el reptil, el cual es recibido con gran alegría.
También se hace una representación de la conquista de los pueblos indígenas, con la llegada de los conquistadores, llamados “negritos”, y se desata una batalla que culmina con una negociación al casarse el alcalde con la lagarta, que trae una comparsa de mareños del poblado de San Mateo del Mar.
La lagarta es vestida de blanco con su traje de novia para contraer matrimonio con el alcalde en el palacio municipal; el ritual es encabezado por un líder indígena, quien le pregunta al alcalde si acepta como esposa a la “niña princesa”.
Durante este día, el presidente pierde su poder, deja de ser el presidente, siendo rebasado por las costumbres, en donde los locales, los naturales de Huamelula piden al todopoderoso medio de la lagarta, el beneficio de las lluvias, la germinación de las semillas, la cosecha en los campos, en el río, en las lagunas y en los mares.
Al final de la celebración, el reptil es guardado en un estanque adecuado para su cuidado, en espera del próximo año para repetir la ceremonia nupcial.