En nuestro estado, tan solo en 20.5 por ciento de las mujeres que reportaron violencia física, se trató de agresiones moderadas; en el 79.5 por ciento se trató de violencia física grave y muy grave, que asciende a más de 147 mil mujeres.
La violencia de la pareja ocurre con mayor frecuencia entre las mujeres que están o han estado casadas o unidas, pues se estima que por cada 100 mujeres casadas, unidas, separadas, divorciadas o viudas, 47 ha vivido situaciones de violencia emocional, económica, física o sexual durante su actual o última relación marital o de cohabitación.
Se considera como violencia física moderada solo a un acto violento como empujones, jalones o que le haya aventado algún objeto. La violencia física grave es una combinación de golpes con las manos o con algún objeto, junto con otras agresiones físicas como empujones, que la haya amarrado o pateado.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la propia naturaleza e intencionalidad de las agresiones físicas permite hacer una aproximación a la severidad de la violencia infligida contra las mujeres por parte de sus parejas.
Se clasifica como violencia física muy grave o extrema, aquella que directamente puso o pudo poner en riesgo la vida de la mujer, como el intentar ahorcar o asfixiar; agresiones con cuchillo, navaja o con arma de fuego, junto con otras agresiones físicas.
El conjunto de mujeres que enfrentaron violencia muy grave o extrema (21.2%) y cuya vida estuvo en riesgo, se estima que ascienden a poco más de 39 mil mujeres de la entidad.
Los datos que dan cuenta de la violencia ejercida por el actual o último esposo o pareja, indican que las agresiones más ampliamente experimentadas por las mujeres son las de carácter emocional, ya que 40.8 por ciento ha sido sometida -al menos una vez a lo largo de su relación- a insultos, amenazas, humillaciones, intimidación y otras ofensas de tipo psicológico o emocional.
A estas les siguen las de tipo económico, tales como el control o el chantaje, mientras que las agresiones corporales y sexuales se ubican muy por debajo de aquellas.