Tan solo en los primeros tres meses de 2022, la entidad contabiliza 620 picaduras de alacrán, con mayor registro en las jurisdicciones de la Costa, Mixteca y Cañada, de acuerdo a los registros del sector salud.
Del total de casos, 339 fueron en mujeres y 281 hombres, sin reporte a la fecha de algún deceso como ocurrió en 2021, que concluyó con un total de 5 mil 956 casos positivos y una defunción en un menor de edad de la Mixteca.
El veneno por picadura de alacrán tiene la capacidad de afectar el sistema nervioso y sus síntomas se dividen en tres grados: el leve, que consiste en un dolor en el área de la picadura, prurito o comezón y hormigueo local; el moderado, que va asociado con dolor de cabeza, conjuntivitis, comezón en nariz, boca, garganta, sequedad, estornudos, llanto y dificultad para pasar los alimentos.
Mientras que en el grave se presenta fiebre, fotofobias, convulsiones, taquicardias y bradicardias, por lo que se recomienda acudir a la Unidad de Salud más cercana durante los 30 minutos después de la picadura para la aplicación del antídoto.
Ante ello se recomienda a la población pintar las paredes con cal, lo que ahuyenta al vector y a otros más que pueden causar enfermedades, así como no andar descalzos y revisar la ropa antes de dormir.
Asimismo, tapar los orificios que hay en las casas, utilizar mallas mosquiteras en puertas y ventanas, limpiar el exterior e interior de los hogares (eliminando cacharros, u objetos en desuso), alejar a los animales de corral y evitar la acumulación de basura.
La morfología física de un alacrán venenoso, son las pinzas chicas y delgadas y el punzón también, mientras que en un alacrán que no es tóxico, sus pinzas son grandes y tiene patas gruesas. Debido a la orografía del estado, hay regiones con climas secos que son propicios para su hábitat.