Lourdes Vásquez, originaria de Ocotlán de Morelos, lleva 37 años dedicados a la venta de chapulines. En este tiempo se ha percatado cómo ese alimento tradicional del valle central de Oaxaca y ligado al campo ha cambiado en su preparación debido a la demanda de la clientela del mismo estado y de algunos visitantes. También ha tenido que adaptarse a la proliferación de más vendedoras y, por ende, mayor competencia.
Ella, que ofrece sus productos en el interior del Mercado Benito Juárez, relata que de unas cuantas vendedoras que existían en sus inicios, ahora son muchas en los alrededores de los mercados. “Mucha competencia, más vendedores que compradores”, resume sobre ese panorama en el que debe conseguir ventas y pagar así su comida, pasajes y otros gastos que pueden rebasar los 200 pesos diarios.
Desde uno de los pasillos del mercado Benito Juárez, en el centro de la ciudad de Oaxaca, Lourdes expende este alimento básico en la dieta de muchos oaxaqueños, principalmente en la región de los Valles Centrales, y que especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han calificado como uno alto en nutrientes.
Sin embargo, en los últimos años también ha sido buscado por las y los turistas que visitan la capital oaxaqueña. Por este interés, Lourdes confía en que con las fiestas de “Julio, mes de la Guelaguetza” y las vacaciones de verano, su venta incremente.
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Son los visitantes nacionales los que más buscan estos productos en las temporadas turísticas, reconoce la vendedora, pues a los extranjeros aún les genera temor consumirlo.
Al mojo de ajo, con limón o picante, estos insectos se han ofrecido por varias décadas en los mercados tradicionales de la capital, a los que llegan locales y visitantes para comprar las medidas que oscilan entre los 20 y 50 pesos. Pero que también se pueden adquirir por kilogramo en algunos de los puestos de vendedoras como Lourdes.
Aunque es un alimento que se recolecta mayormente por temporada (entre agosto y enero), la falta de lluvias afectó su recolección en los últimos años, reconoce la comerciante. Pasada la temporada, ella y otras vendedoras tienen que guardar una parte para poder ofrecerlo en los siguientes meses hasta esperar una mayor recolección durante el cultivo del maíz, que es donde mayormente se obtiene.
Tras las lluvias, Lourdes ha agregado la venta de chicatanas, otro insecto de la gastronomía de estados como Oaxaca y Chiapas, pero que a diferencia de los chapulines solamente sale una vez al año y es más difícil de conseguir.