Carlos Luis de Secondat, Barón de Montesquieu, refiere en su obra “El Espíritu de las Leyes”, que en las formas de gobierno que existen, la república es la que tiene más posibilidad de alcanzar un nivel desarrollado de civilización, pues coincide con lo dicho por Jean Jacques Rousseau en su obra “El Contrato Social”, en el sentido que la soberanía, como poder supremo, sobre el cual no puede existir poder distinto, debe radicar en el pueblo y que en la república debe fomentarse la virtud, pues el ser humano es virtuoso por naturaleza, y una sociedad con esas características podrá mantenerse en evolución constante hacia la civilización, es por eso que nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, retoma en el artículo 39 que la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo, ya que todo poder público dimana del pueblo y se instituye en beneficio del mismo.
Es por eso que, en una república como la nuestra, se encuentra garantizada la libertad, misma que se ejerce de diferentes maneras a través de la facultad de los gobernados de hacer todo aquello que la ley no les prohíba expresamente, pero debemos recordar que, para que la libertad sea una virtud que pueda ser elemento de evolución, debe ejercerse siempre en beneficio de la humanidad, comenzando por la propia, y si el día de hoy podemos expresarnos libremente, es gracias a la transformación histórica de nuestro país, y el desarrollo pleno de sus instituciones de estado, ya que los medios de comunicación han sido elemento de difusión cultural desde la creación del estado Mexicano, siendo que durante la lucha ideológica entre los conservadores y los liberales, y a falta de partidos políticos definidos, el semillero ideológico se desarrollaba en las logias masónicas, y 1825, José María Alpuche e Infante promovió la formación del Rito York en México, considerando ingresar al presidente de la República: Guadalupe Victoria, fundador de la sociedad del Águila Negra como opositora al clero, creando una asociación que se autodenominaba “Los Guadalupanos”, generando gran influencia en la ideología de Valentín Gómez Farías, quien, aunque era masón yorkino, pertenecía a un grupo conocido como “Los Imparciales”, y en virtud que en dicha época existía un bipartidismo nacional de la política y la masonería, con el Rito Escocés a través de los “Novenarios” y el rito “York” a través de los “Guadalupanos”, se formó dicha tercer fuerza denominada “Los Imparciales”, que buscaba mantener un equilibrio, y con ese mismo nombre crearon el periódico “El Imparcial”, cuyo contenido se basaba en un programa propositivo teniendo como objeto principal el sostenimiento de los principios federales, y reprobaba toda reunión secreta o masónica por traspasar los límites de las leyes y considerar que se encaminaban a forzar a las autoridades a la adopción de máximas e ideas que no fueran las constitucionales o a generar preferencias sectarias, e inclusive, podemos ver alusiones a dicho periódico en diversos murales históricos, como el que se encuentra en el Castillo de Chapultepec.
De igual manera, durante el periodo conocido como “El Porfiriato”, se aplicaba la paz porfiriana, consistente en mantener el orden a través de la represión y el miedo, por lo que cabe destacar el papel de la prensa, tanto formal, como satírica, y como ejemplo podemos tomar, el periódico satírico llamado “El hijo del Ahuizote”, fundado en 1855 por Daniel Cabrera Rivera, Manuel Pérez Bibbins y Juan Sarabia, pero que a partir de 1902 fue arrendado por los hermanos Ricardo y Enrique Flores Magón y fue utilizado como una oposición abierta en contra del Régimen de Porfirio Díaz, satirizando y burlándose de él, siendo que, los mismos hermanos Flores Magón fundaron el periódico “Regeneración” el 7 de agosto de 1901, atacando la dictadura de Porfirio Díaz, teniendo como consecuencia la persecución y el encarcelamiento de sus editores incluso fuera del país.
Es por eso que el Congreso Constituyente de 1917 decidió establecer en ese entonces, como Garantías Constitucionales la libre expresión y difusión de las ideas, consagradas en los artículos 6 y 7 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, a tal grado, que el periodismo se comenzó a definir como “el cuarto poder”, pues a través de la influencia social que se lograba a través de los medios de comunicación, se podía influir en el ejercicio del poder público, por coerción o temor, razón por la que fue necesario introducir el derecho de réplica en el ordenamiento jurídico mexicano.
El día de hoy, gozamos de grandes libertades que han costado mucho sufrimiento durante el proceso evolutivo del estado mexicano, lo cual ha hecho que nuestras instituciones de gobierno se transformen, pues la transparencia y la rendición de cuentas hacen que se pueda tener certeza y confianza en ellas, es por eso que debemos ser responsables en el ejercicio de nuestras libertades y por respeto a la memoria histórica de nuestra nación, ejercerlas con estricto apego a la ética y la moral para evitar caer en excesos viciosos, ya que en muchos casos, a falta de razón jurídica, se busca generar especulación y morbo.
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