Es evidente que la ciudadanía ya no puede más, después de más de dos meses de inactividad, de cierre de negocios, de pérdida de empleos. Estamos, en efecto, en semáforo rojo, momentos críticos por más contagios y muertes, como en realidad está ocurriendo en el país y, particularmente en Oaxaca. Sin embargo, lo económico también apremia y miles de personas en la capital oaxaqueña tienen que salir a trabajar. Hay quienes de manera clara lo dicen: o nos mata el Covid-19 o nos mata el hambre. Y no les hace falta razón. Por fortuna, como lo publicamos el pasado martes en nuestra nota principal, el gobierno de Alejandro Murat está poniendo en marcha un programa para reactivar el rubro de la construcción, que ha sido uno de los más castigados en los últimos nueve años, al menos.
Se tiene contemplada la realización de al menos una centena de obras, a través de la Secretaría de las Infraestructuras y Ordenamiento Territorial Sustentable (SINFRA), para hacer uso del préstamo que hace unos meses el Congreso local le autorizó al ejecutivo estatal. Es también importante mencionar que, tal como se han pintado las cosas en los últimos tiempos en torno al Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), uno de los proyectos prioritarios del presidente de México, se crean amplias expectativas de inversión, lo que podría ser el detonador del desarrollo que desde hace mucho tiempo hemos esperado los oaxaqueños. Tal como lo dio a conocer el propio gobernador, ya la Federación ha llevado el proceso para asignar a diversas empresas, la ejecución de las obras que ya se han perfilado en los encuentros y consultas sobre el tema, para la red ferroviaria que habrá de modernizarse de Medias Aguas, Veracruz a La Mata, Oaxaca.
La única forma de paliar la crisis que se avecina en el período post-pandemia, es activar los sectores productivos. Por fortuna, una decisión presidencial que ha sido aplaudida es la de reactivar los famosos “puentes largos”, para sanear la crisis que existe actualmente en la industria turística. Es evidente que dicho rubro no puede más. Hoteles, restaurantes, destinos de playa, zonas arqueológicas, transportación aérea y terrestre, entre otros, han tenido pérdidas incalculables por el cierre de que han sido objeto, al considerarse un foco de contagio inminente del coronavirus.
Crisis sanitaria: ¿Mal manejo?
Las críticas han sido severas respecto al manejo que se ha dado a nivel federal a la contingencia sanitaria provocada por el nuevo coronavirus o Covid-19. Uno de los ejes de la crítica es el reiterado argumento de que “el pico de la pandemia” llegará tal o cual día, incluso mencionando fechas exactas o períodos precisos, sin que a la fecha se haya logrado probar su certeza. Desde hace un mes estamos en las mismas, inclusive en Oaxaca, en donde se presume que llevamos dos semanas detrás de la Ciudad de México, por ejemplo. Y la ciudad y los Valles Centrales continúan como eje de contagios y decesos. El quid de la crítica es que se le ha dado a una emergencia tan delicada como es la que hoy afecta a la salud de millones de mexicanos, un manejo político. Es decir, el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud del gobierno federal, Hugo López-Gatell Ramírez, sólo ha dicho en sus conferencias –dicen sus críticos- lo que el presidente Andrés Manuel López Obrador quiere escuchar. He ahí los traspiés de “a la pandemia ya la domamos” o “aplanamos la curva”.
No hay que olvidar que, desde un principio, en el gobierno de la llamada Cuarta Transformación se difundieron mensaje que sólo generaron confusión y odio. El mismo presidente decía que no era importante la pandemia, que era un invento del neoliberalismo. Hay que salir y abrazarse y otras. Desde la semana pasada ofreció que saldría a sus giras de trabajo por todo el país. No hay un reconocimiento tácito de la gravedad de la situación, como lo dijo el pasado viernes 29 de mayo, el influyente periódico norteamericano “Los Ángeles Times”, que lo calificó como un jefe de Estado necio. Otros diarios a los que ha acusado de mentirosos, amarillistas y otros calificativos, han dicho cuestiones similares. En la misma tesitura parece estar López-Gatell, quien primero se opuso al uso del cubre-bocas y de manera sistemática a la aplicación de pruebas, que es lo que ha salvado miles de vidas en el mundo.
En Oaxaca, tal como lo dio a conocer el gobernador Alejandro Murat la semana pasada, ésta es la segunda de mayor riesgo de contagios y de posibles decesos. El estado se ha ubicado como uno de los de mayor número de contagios a nivel nacional. Una medición simple demuestra que sólo en el mes de mayo ambos parámetros, se elevaron de manera exponencial. Todo ello atribuido al relajamiento en la movilidad ciudadana, que no ha acatado las medidas de prevención, como no quedarse en casa, dejar de usar el cubre-bocas y no respetar la “sana distancia”.