Las consecuencias del manejo negligente tanto de la crisis sanitaria como la económica se pueden medir por el número de víctimas. Son tantas que no alcanzan los crematorios para los muertos ni el poco efectivo en las calles para dar un sustento digno a las familias de millones de mexicanos. La dignidad humana ha sido dejada de lado por cuestiones ideológicas. Es posible que estemos ya en el extremo de la violación de los derechos humanos.
Este es un llamado para la sociedad civil y no para quienes hoy están en el poder. Es necesario ir guardando la memoria y las pruebas necesarias para cuando tengamos que juzgar a este gobierno. Una Comisión de la Verdad se constituye desde las instituciones públicas, sin embargo, éstas están en poder de quienes deberán ser juzgados. Por tanto, es la sociedad civil, las ONG, las que deberán ir recabando los antecedentes necesarios.
Y no, no se trata de convertirse en Ministerio Público, se trata de mantener viva la memoria de los cientos de miles de víctimas. Y, si bien no son fiscales las organizaciones civiles, las pruebas recabas si pudieran tener consecuencias jurídicas.
Por el bien de México será necesario establecer la verdad histórica de lo que ha pasado en México con el desmantelamiento de las instituciones del Estados y las consecuencias en la vida de los ciudadanos, muchos de ellos hoy fallecidos.
Y esa verdad histórica deberá convertirse en la verdad oficial para poder sancionar a quienes lo merezcan. Es necesario detener el caos del gobierno en turno. Desde su llegada sucede todo lo contrario a lo prometido, cada año hay más muertos, hay un peor sistema de salud, hay una concentración de poder en una sola persona, desempleo masivo, una excesiva militarización de nuestras instituciones y vidas, y sospechas de corrupción que alcanzan a la propia familia presidencial.
El gobernante en turno y su equipo saben que podrían perder el poder y por eso mismo existe la propuesta de desaparecer a las instituciones que garantizan el derecho a la información y obligan a la transparencia gubernamental. Hacer esto equivale al ocultamiento de pruebas que podrían ser usadas en su contra en investigaciones posteriores.
Las voces que claman justicia ya no pueden ser apagadas por la manipulación mañanera. Miles de padres suplican por los tratamientos contra el cáncer y otros tantos por vacunas contra enfermedades que ya habían sido erradicadas, como la viruela y el sarampión. La mal entendida política de austeridad es en realidad un austericidio y su impacto resulta brutal para las víctimas.
El verdadero fin de una Comisión de la Verdad será darles justicia y, en la medida de lo posible, reparar el daño. Un primer paso será hacer un verdadero conteo de todas las víctimas de las ocurrencias, por un lado “abrazos y no balazos” y por otro lado el uso de “detentes” como vacuna contra la Covid. Cuando sepamos el verdadero número de la suma de muertos por la violencia criminal y la pandemia mal manejada seguro no lo creeremos.
El uso y abuso del discurso del odio debe tener consecuencias.
La popularidad de un personaje no es el parámetro adecuado para medir la efectividad de un gobierno. Presumir la suma de 30 millones de votos es banal cuando no se trata de la suma de ideas. Lo correcto muchas veces no es popular porque normalmente significan esfuerzo y sacrificio en la búsqueda de un bien mayor. Lo popular es, como lo hace este gobierno, repartir dinero disfrazado de programas sociales, pero no soluciona nada.
Una Comisión de la Verdad investiga hechos del pasado, por tanto, en este momento no puede crearse. Por ello mismo, al inicio de este artículo me dirijo a la sociedad civil para que guarde memoria de los hechos para cuando termine este sexenio. Dentro de 4 años este gobierno será parte del pasado.
Los grupos acostumbrados a victimizarse han usado las comisiones de la verdad como ariete político. Lo sabemos bien en Oaxaca en que dicho instrumento de investigación solo sirvió para pagar onerosos salarios a sus integrantes y darle uso ideológico para llegar al poder. Hoy, que son parte del oficialismo, justifican y hacen lo que tanto criticaron.
Por el bien de la república es necesario poner un fuerte antecedente para que todo aquel que se ofrezca como mesías salvador de la patria sepa que pagará un precio por gobernar con base a ocurrencias y negligencias en lugar de la lógica y la razón.
Ya vimos lo que ocurrió en Estados Unidos y el intento golpista de Trump, una persona con quien AMLO y sus seguidores se identifican y, por tanto, existe la posibilidad de que algo similar se intente en México para perpetuarse en el poder.
Recabemos pruebas, podrían resultar muy útiles a partir del 1 de diciembre de 2024.
@nestoryuri