Recientemente hubo varios temas relevantes a la agenda de género que me gustaría comentar con ustedes. Primero, el INEGI presentó el Censo de Población y Vivienda 2020, que nos permite conocer datos sumamente relevantes, como el que en los últimos diez años se haya afirmado que en México las mujeres somos mayoría: hay más de 64 millones y medio de mexicanas que corresponde al 51.2% de la población; especialmente, Oaxaca tiene el mayor porcentaje de mujeres en el país (52.2%).
Y aunque la tasa de participación económica de las mujeres creció 3.4 puntos porcentuales de 2000 a 2010, mientras que en los últimos 10 años aumentó 15.7 puntos porcentuales, lo cual es un avance, vemos cifras que revelan que la mayoría de ellas aún están en condiciones de subempleo, informalidad y brecha salarial. Aquí cabe recordar que la autonomía económica de las mujeres no es sólo el acceso a una fuente de trabajo, sino que las condiciones laborales tengan enfoque de género para que haya igualdad de oportunidades y permitan la conciliación de la vida personal y familiar con la laboral.
Lo anterior es especialmente importante teniendo en cuenta que los hogares jefaturados por una mujer también subieron 5%, pues se calcula que de los 35 millones de hogares mexicanos, 10 están jefaturados por una mujer. La gran diferencia entre las jefaturas masculinas y femeninas es que en el primer caso casi siempre el hombre cuenta con el respaldo de una mujer para las tareas de cuidados, mientras que en hogares monomarentales las mujeres nos ocupamos tanto de proveer como de cuidar, generalmente con el apoyo de otras mujeres, ya sea de manera pagada o a través de redes de apoyo.
Esta realidad pone énfasis en la necesidad de replantear el modelo en el que vivimos. No solo buscar equilibrar la balanza a través de la inversión y puesta en marcha de políticas públicas que tengan perspectiva de género feminista para atender las problemáticas que violan los derechos humanos de las mujeres, principalmente todas las formas de violencia y aquellas otras que limitan su pleno desarrollo. Repensar incluso un modelo patriarcal neoliberal que claramente se ha visto superado por la realidad, al ya no responder a ese modelo de familia tradicional, cuando 1 de cada 3 hogares son encabezados (generalmente no por opción, sino por exclusión) por una mujer, sobre la que recae todas las responsabilidades productivas, de cuidados y administrativas de sus seres cercanos
Pero mientras llega un nuevo orden sociocultural, el Estado mexicano en su conjunto debe asumir la deuda histórica con las mujeres y las niñas, lo cual esperemos se acelere ahora que por mandato constitucional tiene que haber paridad en espacios del poder.
Así, la paridad política se perfila como la gran protagonista de este año electoral 2021. Al respecto, esta semana también hubo dos buenas noticias: la primera, es el surgimiento de AÚNA, plataforma política interpartidaria y plural con presencia en varios estados de la República, entre ellos Oaxaca, que busca impulsar candidatas de distintas corrientes políticas, comprometidas con la construcción de agendas públicas sensibles al género, y que para los comicios de 2021 ya perfila a 50 candidatas. AÚNA promueve liderazgos emergentes de mujeres, que más allá de colores partidistas, comparten la convicción sorora de abrir brecha a otras mujeres.
La segunda noticia es que la Gobernadora Claudia Pavlovich se convirtió en la primera presidenta de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO), a dos décadas de su fundación. Este último dato es simbólicamente relevante, tomando en cuenta que, como ya hemos comentado en este espacio en ediciones anteriores, el gran reto en materia de participación política es lograr que las mexicanas nos encontremos proporcionalmente representadas, en estados y municipios.
Por esto quise hilar estos hechos, aparentemente desvinculados. Las mexicanas y oaxaqueñas somos mayoría, y esto nos confirma que en un estricto sentido de justicia, es tiempo de dar un golpe de timón hacia la igualdad sustantiva en todas las esferas. Por el desarrollo de México y la congruencia de nuestra democracia.