(Primera parte)
El maestro en Derecho David Rodríguez Martínez nació en la ciudad de Chiapa de Corzo, en el estado de Chiapas, el 29 de diciembre de 1935. En entrevista me comentó que su vida laboral la inició el 1 de febrero de 1951, en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, donde permaneció hasta que cumplió 23 años de edad.
Después de laborar en diversas partes durante cuatro años, comenzó a estudiar, y al concluir la preparatoria viajó a la ciudad de Oaxaca para cumplir su sueño de estudiar en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), por lo que durante cinco años (de 1959 a 1963) se dedicó a aprender y formarse como un futuro abogado.
¿Recuerda a sus maestros?
Pues sí, entre otros, el maestro Torres Gris, José María Yáñez Pérez, Alfredo Castillo Gómez, José Manuel Santibáñez, Julio Bustillos Montiel, Manuel Monjardin y el maestro Miguel Jiménez Garay.
¿Y de sus compañeros qué me podría decir?
El licenciado Carlos Aldeco Reyes, Arango Ortiz Héctor. Estaba, también, Bautista Bautista, no recuerdo su nombre. Baltazar Castellanos Joel, Blanco Castro Mario, Castañeda Guzmán, Numa Julián Monjardín, Rafael Girón Cruz, Alfredo Juárez Jiménez, Jesús Martínez Aceguera, Rodolfo Morales Moreno, Nelly Martínez Sosa, Wilfrido Peña Ruiz, Enrique Sandoval Calderón, Mateo Velasco Moreno, Saúl Vásquez Niño, que son los que recuerdo por el momento.
¿Qué generación fueron?
La generación fue del 59 al 63. ¿Recuerda la clausura de la licenciatura? – Sí, por cierto, yo tuve necesidad de titularme lo más antes posible, de manera que cuando la dirección de la Escuela convocó para la entrega de anillos y pasantes, eso se llevó a cabo el 22 de febrero del 64, yo me había titulado como abogado el 14 y 15 de enero de ese año, o sea, un mes antes.
¿Por qué necesitaba el título?
Pues porque en el juzgado de Distrito donde yo trabajaba me estaban dando la oportunidad de salir del empleo normal, como burócrata en la categoría de oficiales judiciales, al siguiente paso que es el de actuario, pero ya se necesitaba ser titulado como abogado y como yo me había titulado el 14 y 15 de enero, me dieron de inmediato esa base y ahí continué trabajando hasta llegar a ser primer secretario después de muchos años, pero como ya había llegado a la edad requerida por la ley para jubilarse, que era de 30 años en esa época, entonces me tuve que jubilar en el 80-81, después de 30 años de labores. Ese fue mi paso por el poder judicial de la federación.
¿A los cuántos años entró usted a trabajar?
Yo entré a trabajar de 15 años y terminé a los 45 años. En esa época sí se podía, actualmente me parece que está reformada la ley y es más para jubilarse, ya no tan joven.
¿En ese periodo tuvo usted la oportunidad de regresar a la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca?
Efectivamente, después de unos 20 años de trabajar en el Poder Judicial fui invitado por la Facultad de Derecho para dar cátedras, empezando con la de Garantías y Amparo y ya después, por una situación de inconformidad que había en todas las universidades del país con motivo de la huelga que hubo en la universidad nacional en el 68, pues, entonces, ahí me aumentaron más clases, de Derecho Constitucional y de Derecho Procesal Civil y al final una cátedra que se llamó Practica Forense del Juicio de Amparo. Me jubilé en el 2000, con 30 años de servicio, también.
¿Recuerda quién lo invitó a dar cátedra?
Sí, me invitó, precisamente, el maestro José María Yáñez Pérez. Él fue un gran amigo mío porque nos conocimos, como le dije a él mismo, a través de los papeles que se giraban los juzgados de Tuxtla Gutiérrez y Salina Cruz, Oaxaca, donde el maestro Yáñez trabajó, él era secretario del Juzgado de Distrito en el Istmo de Tehuantepec, porque abarcaba Oaxaca y parte de Veracruz.
¿Cómo era el trabajo en el Poder Judicial Federal, en ese entonces?
Un trabajo muy delicado, de mucha responsabilidad. Pero se aprende, también, mucho, principalmente en la cátedra de amparo, porque es un tribunal de amparo aun cuando conoce de asuntos civiles y asuntos penales, civiles donde la Federación es demandada o es actora y penales por los delitos federales.
¿Alguna experiencia que recuerde siendo secretario judicial del ámbito federal?
Recuerdo casos concretos, como uno que ocurrió a través del amparo por un doble tributo a una compañía aceitera de Córdova, Veracruz, El Faro. La empresa ganó y el gobierno del estado de Oaxaca tuvo que regresar 100 mil pesos, era mucho dinero. El gobernador era el Lic. Alfonso Pérez Gasga. Es una consecuencia del juicio de amparo, porque a los gobernados les interesa la concesión del amparo, pero que, efectivamente, sea una concesión que se obtenga el beneficio. No es para efectos, porque para efectos no sirve para nada el amparo.
¿Qué jueces de Distrito contribuyeron a su experiencia como secretario judicial?
Principalmente Don Luis Domínguez Carrascosa. Fue mi asesor, él me ayudó bastante. Acá en Oaxaca el maestro Liévana Palma. Don Vicente del Arenal Martínez. El licenciado Luis Lazos Blanco. Don Carlos González Zarate. Fueron los que me trabajaron. Con los que yo trabajé y me estimaron bastante. Porque, no me gusta luego decir estas cosas, pero hay que llevar una vida íntegra, inmaculada, en el Poder Judicial. Antes era una cosa quijotesca trabajar en el Poder Judicial, porque no remuneraban mucho. Antes se pensaba que las oficinas públicas que obtenían ingresos monetarios eran a quienes se les pagaban más y los que hacían justicia, fíjese, les pagaban menos, que porque no había ingresos. Pero es que, obviamente, la justicia no se puede comprar ni vender, ¿por qué?, porque no se debe. Hay que hacer como el maestro Ulpiano, dar a cada quien lo que le corresponde conforme a derecho.
¿Cuánto inició ganando usted en el Poder Judicial…(continuará)
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EDUARDO CASTILLO CRUZ: Presidente del Foro Permanente de Abogados A.C.