La posibilidad de reducir la desigualdad no se encuentra en hacer que todos los mexicanos ganen lo mismo, sino en impedir que la brecha económica entre el más pobre y el más rico se haga más profunda. El 10 por ciento más rico de la población gana 23 veces más, que el 10 por ciento más pobre y aunque represente una mejora, aún refleja un nivel inaceptable de desigualdad.
Nuestro país necesita un Estado que trabaje para los muchos y no para los pocos, en donde se gaste con sentido en educación, salud y servicios básicos y que impulse políticas para que las personas no trabajen para seguir siendo pobres. En las últimas dos décadas, los ingresos del país han aumentado mientras las tasas de pobreza continúan estancadas y los millonarios se han hecho con fortunas más generosas.
Ante las nuevas condiciones que imperan en nuestro país, se plantea al Estado en su obligación, facultades y recursos para mejorar las condiciones de bienestar de la población en pobreza, a fin de mitigar la desigualdad, pues a pesar de los cuantiosos recursos públicos invertidos durante décadas, persiste el gran desafío nacional de consolidar sistemas públicos de seguridad social, salud y educación con cobertura universal y de calidad.
Actualmente se habla sobre cuatro problemas básicos que impiden que este sector de la población adquiera más beneficios de sus ingresos: la precariedad del salario mínimo, la marginación a la población indígena, la brecha entre la educación pública y privada y el incremento de la violencia.
La educación pública se imparte en escuelas que no cuentan con los servicios básicos de agua y electricidad, y donde el 80 por ciento de los estudiantes no tiene acceso a Internet. Por ello se ha recomendado al Gobierno recuperar políticas públicas para atender las necesidades básicas de la población, así como una política fiscal más agresiva con los sectores más ricos.
Medio ambiente
Ante el agobio del cambio climático en nuestro estado es necesario adoptar las estrategias de adaptación que permitan minimizar las consecuencias adversas y buscar posibilidades de beneficio para la sociedad. Por su ubicación geográfica y la marginación en que vive su población, Oaxaca se ubica entre los estados de México con mayor vulnerabilidad y riesgos ante el cambio climático.
Por ello, es importante retomar el conocimiento local para el análisis de la vulnerabilidad y las acciones de adaptación, hacer visible la desigualdad de género e incorporar a las mujeres durante todo el proceso para llegar a soluciones diferenciadas, incorporar el enfoque de derechos y hacerlos efectivos para avanzar hacia la justicia climática.
Impulsar la participación de la población con metodologías didácticas y una campaña de comunicación dirigida a convertir la información en conocimiento para los pueblos, con lenguaje sencillo y materiales bilingües, en castellano e idiomas maternos.
Desde hace varias décadas Oaxaca está en el primer lugar por la concentración de recursos naturales pero enfrenta un serio rezago en materia de protección legal del medio ambiente, que debe obligar al Congreso del Estado a homologar los criterios para actualizar las normas que tienen que ver con las emisiones de efecto invernadero. Enfrentar a los depredadores de los recursos naturales y promover una verdadera cultura de protección y conservación de nuestro medio ambiente antes de que sea demasiado tarde.
Somos responsables de frenar con nuestro comportamiento, la pérdida de biodiversidad y proteger la naturaleza, ya que Oaxaca encara graves problemas como el cambio climático. Oaxaca es el estado que registra la mayor biodiversidad en el país, ya que, de las 22 mil 350 especies de plantas conocidas en México, 8 mil 400 se encuentran en nuestra entidad.