Desterrar la marginación
Los oaxaqueños se resisten a creer que la pobreza y la marginación son condiciones insuperables en nuestro estado, y comparten la visión de que Oaxaca ofrece grandes oportunidades para todos y que es posible mejorar las condiciones de quienes viven aquí. Inobjetables son las condiciones de pobreza, marginación y rezago en ámbitos determinantes para el desarrollo de los pueblos, como lo son la salud y la educación, así como la creciente inseguridad, impunidad y la corrupción que por décadas ha mantenido a nuestro estado en los últimos niveles de desarrollo del país.
De ahí el reto de atender las aspiraciones de los oaxaqueños por alcanzar progreso y desarrollo, que siguen postradas, pues lamentablemente Oaxaca está colapsada económica y socialmente, y si bien esto tiene su origen en personas que han generado caos y encuentran un beneficio personal, urge pasar de las palabras a los hechos, que permitan superar tales condiciones.
Ante los agravios que pesan entre los oaxaqueños, urge una convocatoria para establecer mesas de trabajo que permitan lograr los consensos necesarios para la prosperidad de los oaxaqueños, para que pasemos de la queja a la participación activa y seamos actores del cambio. Una puntual rendición de cuentas y transparencia en cada una de las acciones de gobierno y en ese ánimo de alcanzar un mejor manejo de los recursos y en ese compromiso de hacer más con menos, es indudable que se necesita adelgazar el aparato burocrático pero no a costa de la eficiencia y eficacia que se requiere, ante el riesgo de seguir sumidos en la mediocridad de los servicios y acciones.
A punto de que se inicie el segundo año de gobierno, los ciudadanos piden se atienda uno de los mayores reclamos de la sociedad oaxaqueña que es contar con seguridad física y patrimonial, ante la creciente embestida de la delincuencia en las diferentes regiones del estado.
Demandan una verdadera estrategia contra la delincuencia, de la corrupción y la impunidad, con acciones firmes y contundentes para desalentar los actos al margen de la ley.
Oaxaca, como otras entidades del país, requiere de más y mejores resultados, de contundencia en cada una de ellas para empezar a devolverle la seguridad que tanto exige, pues en la medida en que se recupere el principio de autoridad y se restablezca el Estado de derecho se podrá caminar en la ruta correcta, pues hasta ahora, tanto impunidad y corrupción de quienes procuran justicia, parecen ganar la carrera.
Penales olvidados
La mayoría de los penales en el estado se encuentran en pésimas condiciones, la reinserción social de los internos no llega a ser realidad, pues además, procesados y sentenciados conviven en precarias situaciones. La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) elaboró una serie de aspectos en que las autoridades deben prestar atención para abatir, entre otras cosas, sobrepoblación y hacinamiento, además de poner en marcha programas para la prevención y atención de incidentes violentos.
La reinserción social no ve la prisión solo como un espacio para confinar al individuo, sino como una oportunidad para corregir su conducta y apoyarlo moral y materialmente, lamentablemente esto no sucede así en el sistema penitenciario mexicano.
Prisión tiene buenos elementos subjetivos, pero nunca a la inversa. De hecho, precisamente una de las razones por las que no funciona la reinserción social en nuestro país tiene que ver con la falta de profesionalización del personal penitenciario, administrativo y operativo.
No existe una correcta prevención de violaciones a derechos humanos y atención en caso de que sean detectadas, hay insuficiencia en los procedimientos para la remisión de quejas de probables violaciones a los derechos humanos, no existen condiciones materiales adecuadas e higiene de las instalaciones para alojar a los internos y también hay deficiencias en la alimentación.
Además, hay insuficiencia de personal, deficiencias en los estudios para la clasificación de los internos y mínimos programas para la prevención de adicciones y de desintoxicación voluntaria, entre otras cosas. Un ejemplo de esta terrible situación es la penitenciaria del estado, que observa una población de mil 271 internos, entre procesados y sentenciados, cuando su capacidad es para 673 reos, además de los problemas por el deterioro normal del inmueble después de más de medio siglo de funcionamiento.
Si bien el penal de Tuxtepec actualmente es el único penal certificado, conforme a los estándares del Sistema Penitenciario Oaxaqueño, mantenerlo como tal implica recursos económicos, requiere mantenimiento en general y otro servicios, otros más se encuentran en condiciones deplorables. Las propias autoridades han confirmado que no son aptos para la reinserción social porque sus condiciones son pésimas, en su perímetro externo se encuentran casas aledañas al penal que vulneran la seguridad.