Por la falta de mantenimiento (debido en parte a los costos que implica), el paso del tiempo y los fenómenos naturales, las intervenciones inadecuadas o la intención de demoler para construir otra obra, cerca de 400 inmuebles de la zona de monumentos históricos de la ciudad de Oaxaca están en mal estado.
“Lamentablemente, el que más aparece es este último y se ve afectada una zona patrimonial, que además tiene un reconocimiento internacional” (como patrimonio mundial ante la UNESCO), dice Raúl Pacheco, perito de la sección de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Oaxaca).
El grado de daños puede ser bajo, moderado o alto, lo último en al menos 51 construcciones según un censo municipal de 2017, además de que varios rebasan la década en tal condición. Pero la cifra de casi 400 inmuebles es relativa, explica Pacheco. Al tratarse de propiedades privadas, la afectación se alcanza a ver únicamente en las fachadas.
A raíz de las lluvias y sismo de la última semana, cuatro de los 51 inmuebles con alto riesgo sufrieron el colapso de sus bardas o parte de su interior. Pero aún hay siete con riesgo, cuenta Manuel Aguirre Cuéllar, subdirector de Protección Civil municipal. Entre ellos, uno en la calle Murguía, entre Reforma y 5 de Mayo; uno más en avenida de La Independencia (frente las oficinas de Correos de México), otro en la esquina de Colón y Fiallo y uno más sobre Murguía.
“Cada vez se incrementa el número de inmuebles en mal estado porque hay obras que no cuentan con mantenimiento y, en algunos casos, ni siquiera se notaba que estaban en malas condiciones”, detalla Pacheco. Es el caso de uno de los cuatro afectados en la semana en las calles de Tinoco y Palacios
Riesgo para transeúntes.
Aunque uno se ubica fuera de la zona de monumentos, el perito del INAH y el subdirector de Protección Civil reconocen que el mal estado implica riesgos para transeúntes.
La instancia municipal se ha remitido a acordonar las áreas siniestradas y reubicar escombros en banquetas. Pacheco señala que junto con el ayuntamiento han visitado algunos inmuebles y buscado a los propietarios, aunque sin mucho éxito, para que atiendan las construcciones.
Hasta ahora, agrega Aguirre Cuéllar, solo se ha acercado el propietario cuyo inmueble está en riesgo.
Ambas instancias llaman a los propietarios o asesores legales de estos a acudir ante el INAH y a la Subdirección de Centro Histórico para revisar el proceso a seguir.
La responsabilidad recae en los propietarios
A raíz de los sismos de 1999 (15 de junio y 30 de septiembre de ese año), el perito del INAH relata que empezó un acercamiento mayor con la sociedad, a fin de atender sus inmuebles en malas condiciones. En el 2006, el INAH crea el PAIME (Programa de Atención a Inmuebles en Mal Estado), mediante el cual se brinda asesoría y se trata que el propietario atienda su inmueble.
El instituto, aclara Pacheco, no cobra por la autorización y/o asesoría; sin embargo, sí existe una tarifa por derechos de los permisos de obra correspondiente, pero este se paga al ayuntamiento. Pacheco Pérez explica que a partir de 2006 también se acordó con la administración municipal de la omisión en el pago de derechos, a fin de que ese “ahorro” sirva para intervenir el inmueble.
Pero por tratarse de propiedades privadas, no puede haber inyección de recursos públicos. De ahí que la responsabilidad es del propietario y el INAH apoye con asesorías o incluso la revisión de los trabajos cuando por cuestión de emergencia estos deban hacerse sin esperar el permiso correspondiente.