Desde enero de 2017, Despacito se convirtió en un fenómeno musical que traspasó las barreras del lenguaje, pues aunque es un tema en español, intérpretes como Justin Bieber y Demi Lovato lo han cantado.
Para ser “una canción tan simple de cuatro tonalidades armónicas, sin complejidad en ninguna” y tan solo con mínimas variaciones en sus ritmos, lleva más de 2 mil 447 millones de reproducciones en YouTube.
El cantautor Javier Santos (Río Grande, Oaxaca) se dice sorprendido por el alcance del tema que interpretan Luis Fonsi y Daddy Yankee, ya que se trata de “una canción tan simple, bien lograda, bien cantada, bien mezclada y bien actuada en ocasiones muy precisas”, que incluso “es un fenómeno porque ha invadido totalmente el mundo”.
Y agrega que a veces no se requieren conocimientos musicales profundos para hacer algo como Despacito. “Es una tontería, pero ahí está, rompiendo paradigmas de estatus, de ventas, etcétera”.
Sobre la relación entre artistas y públicos y de cómo hay temas sin mayor complejidad, el autor de Palabras tristes adjudicó el éxito de algunos temas a los gustos de la gente. Y es que considera que incluso canciones con “letras misóginas, insolentes, que ofenden a las mujeres” son del agrado de éstas.
“A lo mejor repercute mucho el dinero que le invierten a la promoción para ese tipo de canciones o ese tipo de artistas e intérpretes. Cuenta mucho que ahorita están acaparados todos los espacios de radio y televisión con ese tipo de música”, añade quien ve un auge del reggaetón gracias a temas como Despacito.
Este fin de semana, el video del tema superaba los 2 mil 447 millones de visualizaciones (aún por debajo del Gangnam Style de Psy, que consiguió el récord en YouTube gracias los 2 mil 889 millones). No obstante, el tema creado por Luis Fonsi y la compositora Érika Ender, logró en cinco meses (de enero a junio) lo que a otros temas que superan la barrera de los mil millones de visualizaciones les llevó un año o más.
Despacito ha tenido infinidad de versiones (una de ellos a cargo de la banda de música del Centro Integración Social número 8 de Oaxaca) e incluso parodias y reapropiaciones. Antes de él, La macarena, de Los del Río era la canción en español con mayor proyección a nivel internacional.
Frente a este panorama musical, Javier Santos expresa que el género romántico se ha perdido y que para la música ranchera se carece de espacios para difundirla. Pese a ello, se muestra confiado en que a partir del 2020 se dé un cambio y se vuelva al romanticismo, “que es de lo que hablan muchas de mis canciones y de mucha gente que creemos en el amor filial, el amor sano, en el amor de pareja”.
El autor de Y voy a ser feliz, A cambio de qué y Rosas blancas, comenta que trabaja en proyectos con artistas como Pepe Aguilar, Laura Flores y algunas bandas de Sinaloa, pero que se darán a conocer en próximas fechas.
Respecto a la escena musical en el estado, percibe una efervescencia de los compositores, pues “Oaxaca es una cuna inagotable de talentos”. Ejemplo de ello, agrega, es la banda Deyabú, con canciones propias y honestas “que hablan de un folclor de nuestra raíz, de Oaxaca”. De ahí que para quienes inician o llevan un tiempo en el ámbito aconseje hacer todo lo posible por alcanzar sus sueños, “sin soltarle la mano a la realidad.
Asimismo, expresa que con los avances tecnológicos sea a partir de 2020 cuando artistas y compositores prescindan de un sello discográfico y puedan manejar desde su casa y espacio de internet toda la promoción, distribución y venta.
“Estos formatos están apenas haciendo las pruebas para después comercializarlos; yo creo que para el 2020 ya tendremos esa oportunidad y los sellos discográficos y las compañías van a tender a desaparecer”.
No obstante, refiere que como en todo cambio, haya diversas consecuencias, “pero de la misma manera que hay oportunidad para todos, el que tenga más talento va a sobresalir”.