Con ovaciones y un público que al verlos subir al escenario se puso de pie, fueron recibidos los Caifanes. Saúl, Diego, Sabo y Alfonso llegaron al auditorio Guelaguetza para tocar los éxitos y composiciones que han marcado la historia iniciada en abril de 1987, cuando ofrecieron su primer concierto.
Los dioses ocultos y Viento fueron los primeros temas que surgieron en voz de Saúl Hernández y de las notas de Diego, Sabo y Alfonso. Previo a otros de sus éxitos, como Mátenme porque me muero, No dejes que, Nubes y Perdí mi ojo de venado, la banda dedicó la velada a Oaxaca, un estado del que resaltó su importancia en el país.
30 años en la escena del rock, con algunas pausas y cambios en las alineaciones, conformaron un repertorio lleno de nostalgia. Ante un público diverso, con generaciones que desde hace tres décadas acompañan y otras más que les conocieron hace pocos años, Caifanes complació con canciones y mensajes de paz, de recuerdo por las mujeres asesinadas, pero también de un llamado para construir un mundo de paz y esperanza.
Por casi dos horas, y con unas notas alusivas al Himno nacional mexicano, el de Caifanes fue un concierto que por momentos alentó la lucha, la celebración por la resistencia tras los sismos de septiembre y el exhorto para continuar la reconstrucción.