En la Central de Abasto se ofertan los viejos que se queman durante los últimos minutos del 31 de diciembre y en los primeros instantes del 01 de enero del siguiente año, esta tradición se realiza desde hace varios años en diferentes municipios del estado de Oaxaca y que todavía se conserva hasta nuestros días.
Es un símbolo para despedir el año, se cree que al momento de incinerarlo se terminarán con las vibras negativas y se cerrará el capítulo de los malos acontecimientos que pasaron durante el año. Esta idea ha pasado de generación en generación y los pequeños son los más entusiasmados por quemarlos.
Don Germán López, es un comerciante de la calle mercaderes que lleva 25 años elaborando estos viejitos, en su local se puede apreciar diferentes diseños, los cuales están hechos de ropa vieja, rellenados con papel periódico, cartón y algodón, algunos modelos llevan cohetes en el interior, sin embargo por la prohibición de la pirotecnia han preferido no metérselos.
El precio puede variar dependiendo de las muestras o de la petición del cliente. Algunos pueden costar 200 pesos hasta 300 pesos. Hay familias que prefieren elaborarlos con sus propias manos.