Zipolite, comunidad de San Pedro Pochutla mundialmente conocida por su playa nudista, sufrió la furia destructora del huracán Agatha y aunque no hubo víctimas mortales que lamentar, los accesos a la población permanecen cerrados y carece de agua potable para la ciudadanía.
El agente municipal, David Rodríguez Acosta, aseveró que a casi 72 horas del paso del fenómeno meteorológico, la comunidad asentada a unos minutos del centro de Pochutla no ha recibido apoyo de las autoridades municipales presididas por Saymi Pineda.
Agregó que este pueblo de alrededor de 2,000 habitantes es el principal motor económico del municipio y lo único que recibieron fue la orden oficial de la Presidencia Municipal de limpiar las calles y ponerse a trabajar para reactivar la economía, el agente comentó que después del ciclón, nativos y avecindados acudieron a revisar sus negocios y casas, “encontrando un panorama desalentador”.
La autoridad auxiliar indicó que Zipolite es un destino certificado internacionalmente como una opción de turismo sustentable y tolerante, pero solo han recibido desdén de la administración local.
En sesión permanente, el Consejo Estatal de Protección Civil acordó mantener la suspensión de clases en 35 municipios de la Costa, Sierra Sur e Istmo, en tanto existan mejores condiciones climatológicas y se supere la etapa de recuperación de daños.
En cuanto al número de víctimas se mantiene en nueve fallecidos y en cuatro desaparecidas, para cuya búsqueda se han desplegado cinco equipos caninos que arribaron desde la Ciudad de México.
Las víctimas mortales corresponden a dos menores, de 2 y 10 años; tres, mujeres y cuatro varones.
El Centro de Atención Infantil Piña Palmera, asociación civil con 38 años de trabajo dedicado a la atención de las infancias y juventudes con discapacidad en las regiones Costa y Sierra Sur, tras el paso del huracán Agatha registra daños en más del 70 por ciento de sus instalaciones, en la comunidad de Zipolite, en San Pedro Pochutla, Oaxaca.
Afortunadamente y, a pesar de la inundación que causó el desbordamiento de los ríos, las marejadas y el viento, no hay pérdidas humanas que lamentar.
Por otra parte, las instalaciones del Centro Piña Palmera, dedicado a la atención de unas 600 personas con múltiples discapacidades quedó severamente afectado, mientras que las áreas de talleres, cocina, sanitarios y habitaciones del personal, voluntarios y usuarios está lleno de lodo, piedras y troncos.
También se reportó la pérdida total del equipo de rehabilitación y fisioterapias, instrumental de terapia e insumos, además de las instalaciones hidráulicas y eléctricas junto con el equipo computo.
También las reservas de medicamentos, víveres y agua potable se perdieron.