Decenas caminan entre el bloqueo del crucero de Hacienda Blanca, donde cientos de maestros de la Sección 22 impiden el paso de cualquier unidad de motor.
Mujeres jalan del brazo a sus hijos pequeños mientras buscan salir del caos vehicular o llegar pronto a la escuela donde otros las esperan.
“Apúrate Jaciel, ya se nos hizo tarde y seguro tu hermana ya nos está esperando”, expresa angustiada una madre de familia que lleva de la mano a un niño de aproximadamente tres años.
En el lugar decenas de camiones de carga, taxis, vehículos particulares y mototaxis apenas sí pueden avanzar por la zona y sus inmediaciones; varias unidades de transporte urbano, vehículos particulares y personas sentadas en el pavimento, impiden el libre tránsito.
Decenas de maestras y maestros están al pendiente de los mensajes de celular, donde monitorean cómo están los bloqueos en otros puntos del Estado y si los trabajadores de salud buscan retirarse pronto de los centros comerciales.
Un ciclista que pasa entre los manifestantes y las personas que apresuran el paso en busca de vías alternas, frena de manera sorpresiva, luego del grito de un docente que grita a los demás no permitirle el paso.
“Bájate y camina, vas a atropellar a alguien”, ordena el profesor respaldado por otro grupo de cinco personas, que regañan al ciclista por conducir “tan rápido”.
Algunas profesoras aprovechan para bordar algún servilletero o avanzar en el tejido de una blusa o un chaleco. Otros profesores prefieren acostarse en la carpeta asfáltica y cubrirse el rostro con la chamarra.
“Si ya se van o sucede algo, me despiertan, no me vayan a dejar aquí durmiendo”, advierte un profesor entre risas a otro grupo de compañeros que bromean con no avisarle.