Miles de personas continuaron ayer las protestas en Irán, pese a la sangrienta represión que dejó ocho manifestantes muertos por disparos de las fuerzas de seguridad en las últimas 24 horas, según una ONG.
Además, el país se vio sacudido en la víspera por un atentado contra un mausoleo chiita con 15 víctimas mortales, ante el que el presidente iraní, Ebrahim Raisi, prometió “castigar” a los responsables.
Aunque el atentado fue reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico, Raisi pareció vincularlo con las protestas, al afirmar que estas allanan el camino a ataques “terroristas”.
Por su parte, el relator especial de la ONU sobre derechos humanos en Irán, Javaid Rehman, denunció la “brutalidad” del régimen iraní y llamó a crear un “mecanismo internacional” para investigar la muerte de “al menos 250 personas” desde mediados de septiembre en la represión de las protestas.
Francia indicó que trabajaba con sus socios europeos en nuevas sanciones contra iraníes.