El Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) han emergido como protagonistas centrales en lo que la Agencia Antidrogas (DEA) ha etiquetado como “la peor crisis de drogas” en la historia de Estados Unidos. Esta evaluación, presentada ayer por la DEA, arroja luz sobre el alcance devastador de la presencia de estos cárteles en los 50 estados del país y su influencia global, respaldados por conexiones internacionales que incluyen naciones como China.
PERO CRISIS POR CONSUMO DE DROGA
La Evaluación Nacional de las Drogas 2024 destaca que estos dos cárteles, el de Sinaloa y el CJNG, son responsables de la “vasta mayoría del tráfico de drogas en EU”, exacerbando una crisis que ha visto una transición preocupante de drogas creadas a partir de plantas a drogas sintéticas como el fentanilo y las metanfetaminas, causando un aumento alarmante en muertes relacionadas con las drogas.
El informe revela un panorama sombrío: en 2020, las muertes relacionadas con las drogas se cobraron más de 107 mil vidas, con el fentanilo y otras drogas sintéticas responsables de aproximadamente el 70%, y las metanfetaminas y estimulantes sintéticos del 30% restante.
El Cártel de Sinaloa, según la DEA, opera en al menos 57 países, desde China hasta Tailandia, utilizando África como un punto de transbordo para la cocaína con destino a Europa. Por su parte, el CJNG, descrito como un “modelo de franquicia”, está presente en más de 40 países en Sudamérica, Asia, Europa y África.
Ambos cárteles se benefician de la corrupción arraigada en México, lo que les permite operar libremente en algunas áreas y mantener contactos logísticos y gubernamentales corruptos en puertos marítimos clave.
LAVADO DE DINERO EN CHINA
El informe también resalta las operaciones de lavado de dinero en Asia, donde organizaciones chinas facilitan la transferencia de beneficios de los cárteles de EE.UU. a México. Además, utilizan criptomonedas para transferir fondos internacionalmente sin dejar rastro.
En respuesta a esta crisis, la DEA destaca operaciones como Overdrive, dirigida a individuos violentos en las comunidades, y la Operación OD Justice, que colabora con las fuerzas de seguridad locales para investigar intoxicaciones mortales por drogas.
Esta evaluación destaca la necesidad urgente de abordar la crisis de las drogas desde una perspectiva global y coordinada, enfrentando no solo a los cárteles en el terreno, sino también sus redes financieras y de suministro internacionales.