Cuando empezó a elaborar por cuenta propia la receta que le enseñó su madre (Emilia), doña Irene molía todos los ingredientes en el metate. Y así siguió por muchos años más. Actualmente, dice, ya nadie emplea esta herramienta fundamental de varias cocinas oaxaqueñas y opta por el molino.
Detrás de un enorme cazo de barro, Irene sirve a toda persona sedienta una jícara o un vaso de tejate, la bebida tradicional que caracteriza a varios pueblos de los Valles Centrales de Oaxaca.
Sus trenzas color plata, un cubrebocas y un mandil distinguen a Irene, mujer de 84 años de edad que ha pasado casi toda la vida dedicada a esta bebida.
Irene Aguilar Ruiz es originaria de San Andrés Huayápam, municipio que se ha considerado como cuna o uno de los principales en los que se elabora el tejate, hecho a base de cacao, flor de rosita de cacao, el hueso de mamey (pixtle) y el maíz. Los primeros tres, tostados en el comal; el maíz, cocido con ceniza y que después de lava. Pero todos ellos procesados en el molino y después en el cazo desde el cual saldrán para deleite de locales y turistas.
El tejate es una bebida prehispánica, dicen. Pero es de muchos años, no sé quién lo inventó”, comenta Irene, que cerca de las 3:00 de la tarde se dispone a preparar otro cazo de tejate.
Allá en mi pueblo hacemos tejate desde las señoras grandes que ya no están”, relata quien a sus 84 años lleva más de seis décadas vendiendo esta bebida refrescante y única en el mercado Benito Juárez de la ciudad de Oaxaca.
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En uno de los pasillos del mercado, del lado de la calle Las Casas, Irene fue de las primeras tejateras en este mercado, donde ahora hay más mujeres como ella ofreciendo la bebida. Tenía 20 años cuando se instaló en esta zona, primero junto con su hermana en otro lugar del mismo pasillo.
No había casetas, pura verduras y frutas (en este pasillo), no había ropa típica. Aquí verduras, ahí chiles secos”, cuenta mientras señala las casetas atrás de sus puestos o los de en frente.
No sé qué tanto tiempo me va a dar Dios, pero voy a seguir vendiendo”, externa la mujer cuyos brazos deben seguir esforzándose para preparar esta bebida tradicional que ha sido su sustento. En especial porque, confiesa, está sola.