Las torrenciales precipitaciones llevaron al cierre de sectores del sistema de metro, anegaron calles y carreteras, y causaron demoras en los vuelos del aeropuerto de LaGuardia.
Se informó que durante la noche cayeron hasta 13 centímetros (cinco pulgadas) de lluvia en ciertos lugares, y se anticipaban hasta 18 centímetros (siete pulgadas) adicionales durante el día, según declaraciones de la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul.
Pese a que para mediodía las lluvias ya habían cesado, el alcalde Eric Adams hizo un llamado a los habitantes de la ciudad para que se quedaran en sus hogares en la medida de lo posible. Por fortuna, hasta ese momento no se reportaron víctimas mortales ni heridos de gravedad a raíz de las inclemencias climáticas.
La situación del tráfico fue crítica. En la FDR Drive, una de las principales vías que discurre a lo largo del lado este de Manhattan, el agua superó el nivel de los neumáticos de muchos vehículos, llevando a algunos conductores a abandonar sus automóviles.