Una de las mejores etapas de la maternidad es, sin duda, la lactancia. Pero muchas mujeres todavía se estresan de sólo pensar si podrán o no producir suficiente leche para su hijo.
Tu cuerpo empieza a cambiar desde el momento que se entera que estás embarazada, haciendo crecer tus pechos con los conductos lácteos y con las células productoras de leche. También oscurece tus pezones, los agranda y hace más sensible tu piel. Sin embargo, para que tengas paz y puedas tener la confianza y seguridad de que lo amamantarás sin problema, aprovecha tu embarazo preparándote para poder alimentarlo bien.
Infórmate sobre el proceso Mira videos, observa a otras mamás amamantar, pregunta en tu curso psicoprofiláctico o acude a las pláticas que muchos hospitales o la Liga de la Leche dan. En la actualidad existen cursos sobre las posiciones correctas y cómo lograr un mejor agarre desde los primeros días de nacido de tu bebé.
Planea tu tiempo Seguramente te estás preguntando cómo es que tener tiempo ayudará a la lactancia: olvídate de hacer otra cosa más que amamantar a tu hijo las primeras dos semanas del posparto. Antes de que nazca planea las actividades que otras personas podrán ayudarte a realizar en casa, como cocinar, hacer pagos o limpiar. Considera también el apoyo de una doula posparto para que entonces puedas dedicarte 100% a tu bebé.