“El genio, ese poder que deslumbra a los ojos humanos, no es a menudo otra cosa que perseverancia bien disfrazada”
Jane Austen
Desde el 18 de julio de 1817, fecha del deceso de la escritora Jane Austen una de las escritoras más influyentes de la literatura anglosajona, a nuestros días han pasado 202 años. Dos siglos en los que sus libros han sido compañeros de muchos jóvenes enamorados, y más recientemente la adaptación de sus novelas al cine ha sido un éxito entre la comunidad cinefilia (12 años desde la última adaptación de una de sus novelas). Su obra literaria es considerada un clásico dentro de la novela inglesa, su estilo irónico introducido en el desarrollo de su arte novelístico le da un toque de comicidad a sus historias, lo que hace que sean atractivas y más allá del sentido académico, Jane Austen posiciona al amor y a las relaciones humanas en un plano de realidad, lo que atrae al público y le da un sector de lectores más amplio.
Ahora bien, mientras los círculos académicos han colocado a Jane Austen como una escritora conservadora, la crítica actual feminista la ha apuntado dentro de la fila de las escritoras de esta ideología. Pero, si toda la creación literaria de Jane gira en torno al matrimonio de la protagonista, ¿Por qué las la feministas la han adoptado como símbolo del movimiento? Si bien es cierto que Austen mostraba candidez en sus novelas, era solo el velo en las entrañas de las interpretaciones que pueden hacerse acerca de ellas. Se le atribuye ser la materializadora del pensamiento de Mary Wollstonecraft, filósofa y escritora inglesa de finales del siglo XVIII, una figura destacada del mundo moderno, una mujer que influyó en las demás mujeres del mundo de las letras al establecerse como escritora profesional e independiente. En su obra “Vindicación de los derechos de la mujer”, argumenta que las mujeres no son inferiores al hombre, sino que parecían serlo porque no recibían la misma educación, y que ambos sexos deberían ser tratados como seres racionales, planteaba un orden social basado en la razón, una idea que podemos encontrar en los libros de Jane.
La vida de Austen se desarrolló en una existencia pequeñoburguesa y provinciana, en la que no contrajo matrimonio. Su trabajo novelar nunca salió de la sociedad como ella la conocía, de la burguesía acomodada, sin embargo son peculiares los matices psicológicos de cada uno de sus personajes. Sus seis novelas fueron escritas en dos periodos de su vida distintos, en las que aunque desde su posición privilegiada lucho contra al machismo imperante, la primera ola de nacimientos llegó con “La abadía de Northanger” la cual se vendió con un pseudónimo de hombre, el cual fue “Mrs Asthon Dennis”, las siglas de este pseudónimo femenino eran “mad” (enfandada en inglés), con “Sentido y sensibilidad” Austen se llenó de valor y se decidió a firmarlo como “A lady” y aunque intentó y luchó porque “Orgullo y perjuicio”( novela que tardó 7 años en edición y la cual es considerada una de sus mejores producciones) llevara su nombre, al final la editorial logró desanimarla y la presentó como la autora de “Sentido y sensibilidad”. Su segunda etapa creativa empezó en 1811, y marcó su recuperación tras doce años de esterilidad creadora, publicó “El parque de Mansfield”, “Emma” y “Persuasión”.
Las teorías de ideología de género sobre la escritura de Jane Austen seguirán surgiendo y lo único certero que sabemos es que logró una acogida excelente en una sociedad en la que parecía que la temática romántica estaba agotada, con relatos de sucesos cotidianos y al mismo tiempo, profundos que dotaron de universalidad sus textos.