En la llamada “cuarentena” que nos mantiene en casa, se me ocurre pensar -es un decir- , en los cuarenta días en que se tenía en reposo a las mujeres que daban a luz un nuevo ser y también me lleva a pensar en los cuarenta días antes de “la paradita” del niño Jesús, porque amigo lector y querida lectora, si usted hace cuentas desde el nacimiento del redentor -el veinticuatro de diciembre a las veinticuatro horas- contemos desde el 25 hasta el dos de febrero, día de “La Candelaria” en que se viste al niño Dios contaremos exactamente cuarenta días; siete días de diciembre, treinta y uno de enero y dos de febrero y encontraremos la famosa cuarentena.
También y sobre tema asociado al encierro, que será de mucho más que cuarenta días, recuerdo lo siguiente: varias veces he escrito que el coronavirus es un Jinete del Apocalipsis, y en efecto lo es.
Hay que recordar un texto sagrado de San Juan en El Apocalipsis, en donde describe las lacras o destino de la humanidad y se refiere a cuatro “personajes” como jinetes, a saber: la guerra, la peste, el hambre y la muerte.
Luego bien podemos identificar al letal virus que nos asola como “la peste”, claro con algo de imaginación, ya que lleva cabalgando a su lado a “el hambre” -el desempleo pues- y consecuentemente al cuarto jinete: la muerte.
Así que hay que estar preparados para un largo encierro si es que queremos evitar el contagio.
Yo también soy pueblo.
Por allí nos encontraremos.