El Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador sentenció públicamente a su gabinete, gobernadores, servidores públicos y demás integrantes de la Cuarta Transformación (4T); que han perdido el piso o que padecen “el mal del ladrillo”, que se marean muy fácilmente con el poder a través de cualquier puestesillo, y que a decir del Presidente son muy fáciles de detectar, pues transforman radicalmente su estilo de vida y saltan de una casa de interés social a las zonas residenciales, y adquieren propiedades ya sea casas, pisos o departamentos de lujo en el extranjero: Nueva York, Miami, Madrid, París, Londres, etc.. Su ropa de Suburbia cambia a la de diseñadores de moda, como: Hugo Boss, de Christian Pior a Christian Dior, y su reloj Timex se convierte en Rolex, con autos o camionetas último modelo, protegidos por un grupo de guaruras, en fin, una mágica y explicable transformación, pues los servidores públicos están haciendo de las suyas, o sea, robando, convirtiéndose en verdaderos fantoches, fanfarrones.
Pidió el Presidente, que se denuncie a estos malos funcionarios que están “pasando aceite” o andan “en malos pasos”, y le ayuden a señalarlos. Y vaya que existen incontables funcionarios o servidores públicos de la 4T que padecen de este grave mal, que se deriva de la gran corrupción, pese a las buenas intenciones presidenciales, solo basta mirar de cerca a la esfera oficial a nivel federal, estatal y municipal; que se enriquecen de la noche a la mañana, muchos afirman que “se sacaron la lotería” o que “son ricos de abolengo” o “que los heredó de una tía rica”. Pamplinas, son corruptos.
Ahora sí, esperemos que Irma Eréndira Sandoval, Secretaria de la Función Pública, tome cartas en el asunto, porque le lloverán denuncias al por mayor del gabinete y demás servidores públicos, que ya andan tirando aceite y como se dice, resbalan y resbalan y nomás no caen, empezando por su familia.