Dos notas que sacudieron la opinión pública fueron, sin duda, los eventos criminales acontecidos en días pasados, los protagonistas: un niño de dos años de nombre Dylan, del estado de Chiapas; y el otro, una niña de 10 años de Jalisco, en donde la naturaleza humana, la caótica y deficiente justicia que prevalece en México. En estos hechos, quedaron de manifiesto, en el primero de los casos,muestra palpable de la solidaridad humana y, en el otro,la vileza e ineptitud de quienes tienen la delicada misión de impartir justicia y esa cruda realidad nos lacera a todos, que padecemos un sistema de justicia, corrupto, inepto y mediocre.
El primer caso fue el Dylan, con un final feliz y quien fuera secuestrado y arrebatado de la manos de su madre Juana Gómez, humilde indígena tzotzil, quien realizó una larga y espinosa travesía para poder ser oída y tener acceso a la justicia, en su gran desesperación de perder a su hijo, que la hizo llegar a implorar justicia a Palacio Nacional y no fue escuchada, fue ella misma y sus lágrimas quien movió cielo mar y tierra, a través de las benditas redes sociales para conmover a un aparato viciado, indiferente y cruel a buscar a su hijo, que finalmente fue encontrado sano y salvo.
El segundo caso, más aberrante, es sin duda el de la niña de diez años de edad, quien fue secuestrada y violada por LUIS ALONSO “N” , un pedófilo histórico y un funcionario público en Puerto Vallarta, sorprendido infraganti, y que casi alcanza su libertad y el perdón por culpa del antítesis de un juez ignorante,inepto y corrupto; cuyo nombre no se debe de borrar de los anales jurídicos y penales:JORGE LUIS SOLÍS ARANDA, quien determinó no vincularlo a proceso, argumentando que “ al no haber sentido placer la menor, no procedía el delito de corrupción de menores, desconociendo el principio del interés superior del menor. ¡POR AMOR DE DIOS!
Esto es solo un ejemplo de los impartidores de justicia que hay en México.