Mucho trabajo tiene el gobierno para frenar el tráfico de drogas intenso e inmenso que hay en la entidad. Esa es una de las primeras causas de los asesinatos que están ocurriendo en los poblados y ciudades de las Ocho Regiones, incluyendo la ciudad de Oaxaca.
Hasta hace unos años, Oaxaca era un estado considerado solo como de tránsito de la droga. Al cerrar Estados Unidos sus fronteras, la droga comenzó a consumirse más en México, de ahí que ahora se venda desde el poblado marginado, hasta en las grandes ciudades.
Antes, era una cosa escandalosa ver a alguien alcoholizado por la calle, fumar mariguana o bien con su bolsita inhalando cemento industrial. Hoy, ya se ha convertido algo común, ver cómo jóvenes o adultos, hombres y mujeres, en plena vía pública, se drogan con cocaína o fentanilo sin el mayor pudor. Nos estamos acostumbrando a esta realidad, como tampoco nos asusta que hayan ejecutado a una familia a la vuelta de nuestros domicilios, o en los lugares más concurridos de Oaxaca de Juárez.
También nos hemos acostumbrado a las reacciones de las autoridades, las cuales minimizan este tipo de hechos de sangre; es más, muchas veces no quisieran hablar del tema y cuando hablan sólo es para decir disparates o justificar a su gobierno de los señalamientos de lo que califican una prensa mentirosa y convenenciera.
“Eso no lo decían cuando estaba el otro gobierno”, es la más vil justificación que suelen esgrimir.
Lo cierto es que el tráfico y consumo de drogas en nuestro estado de Oaxaca va al alza. Los traficantes tienen que consumar asesinatos para hacer a un lado a la competencia y no afronten a otros más que les quiten el mercado de la venta de estupefacientes.
Pero, ¿acaso el Gobierno del Estado tiene algún plan o programa que lleguen primero a las familias y a la par en las escuelas para concientizar a los padres y a los maestros de la amenaza que ronda a los niños y jóvenes para hacerlos futuros consumidores de drogas?
¿Los padres de familia están al tanto de lo que hacen sus hijos para saber qué consumen, qué drogas se meten o qué ingieren? ¿En la escuela, existe alguna materia que se imparta donde los chicos aprendan conscientemente sobre los riesgos que tendrán si le meten a la cocaína o al fentanilo?
¿Las iglesias, que hacen? ¿Qué hacen los católicos, los luteranos, los evangélicos, los Testigos de Jehová y los cristianos para crear conciencia en la ciudadanía y los feligreses no sean proclives a la venta de este veneno letal?
¿Qué pasó con el programa Mochila Segura, que consiste en la revisión de los estudiantes de primaria y secundaria, para ver que armas o drogas portan en sus mochilas, donde guardan sus útiles escolares?
Tampoco se ve que las diversas corporaciones policiales revisen a los parroquianos que visitan las cantinas o bares, así como en las discotecas donde decenas de jóvenes acuden a divertirse.
Un desarme por parte del Ejército Mexicano en las comunidades donde crece la violencia no estaría mal.
La verdad es que no se ve que el gobierno emprenda campañas agresivas para frenar la venta y consumo de todo tipo de drogas. No se ve y el problema lo tenemos en nuestras narices.
Los asesinatos más recientes ocurridos en la ciudad de Oaxaca tienen que ver con asuntos de droga. Y seguirán ocurriendo este tipo de hechos sangrientos porque la droga fluye y hay muchos vendedores que los cárteles no quieren repartirse las ganancias.
Los zares de las drogas ven a los niños y adolescentes en carne de cañón y ven al gobierno como un ente inexistente, mientras que la población tiene mucho temor; temor de sufrir asaltos, robos, secuestros o de morir en la calle por alguna bala perdida en una de las tantas ejecuciones.
Estamos tan amolados que la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC en inglés) indicó que México se ha convertido en uno de los tres mayores productores de opio en el mundo junto con Afganistán, Myanmar, que en conjunto controlan el 96% de la producción global.
Además del opio, la oficina dijo que México también se ha convertido en uno de los países donde se han hecho los decomisos más importantes de fentanilo.
La ONU también expuso que tanto en México como en Asia “la fabricación de metanfetamina, cocaína, fentanilo y otras drogas está vinculada a la violencia y la inseguridad”, situación que ya estamos viviendo y que nadie puede frenar.
Cuídese y cuide a su familia. Y aquí una frase del filósofo alemán, Arthur Schopenhauer sobre el atentar contra su propia salud: “La mayor de las locuras es sacrificar la salud por cualquier otro tipo de felicidad”.
SINDICATO CORRUPTO
Nuevamente la Sección 35 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSA) evitó la incorporación de un gran número de especialistas en los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), porque se niega a entregar plazas que reserva para amigos, familiares o al mejor postor.
A los sindicalizados no les bastó impedir el ingreso de médicos cubanos en los SSO, sino también de especialistas que desde hace seis meses habían sido asignados a hospitales y centros de salud de la dependencia.
Lo peor de todo es que contaron con el apoyo de la secretaria de Salud, Alma Lilia Velasco, que desobedeció a las autoridades del Gobierno federal para complacer al sindicato y evitar así su pronta salida al frente de la dependencia, donde no da una.
Los médicos cubanos tuvieron que ingresar a unidades del IMSS Bienestar por el rechazo de la Sección 35 del SNTSA, pese a que Oaxaca tiene un gran déficit de especialistas en nosocomios que atienden a personas sin seguridad social.
Lo mismo sucedió ahora con médicos especialistas que hicieron su residencia en el IMSS y fueron asignados hace seis meses a unidades de los SSO, pero nunca se les incorporó por negativa del sindicato.
Los afectados tuvieron que realizar una protesta para que les hicieran caso y así dar a conocer esta situación, que se resolvió con la amenaza de las autoridades para que aceptaran plazas que no quiere el sindicato o se quedarían sin nada.