Una sola gráfica difundida en redes sociales y en los “hilos” de las agencias y el aparato de “comunicación” de Claudia Sheinbaum encendió los focos rojos, desencajó rostros y generó intenso dolor de cabeza para los “operadores” de la Primavera Oaxaqueña: la senadora Susana Harp luce junto a Claudia Sheinbaum al integrar el equipo de los Diálogos por la transformación para el proyecto de nación, donde la oaxaqueña será la responsable de establecer los hilos con el sector cultural.
Esa sola instantánea con Claudia y Susana al centro, flanqueadas por Javier Corral y Arturo Zaldívar pudo más que las decenas de espectaculares, pagados con recursos de dudosa procedencia, que desde hace semanas tapizan, de manera ilegal, los edificios y ensucian los cielos de Oaxaca con la imagen de los aspirantes al Senado.
La cereza del pastel fue la presencia del exgobernador, Alejandro Murat, en el evento.
De manera silenciosa la actual titular en el Senado, Susana Harp, mantiene las expectativas de reelegirse para mantener su escaño. La cantante sin duda es la figura más conocida en el ámbito oaxaqueño que cualquiera de los taparroscas impulsados a punta de mensajes, programas sociales, inserciones pagadas, bots en redes sociales, espectaculares, afiches o calcomanías colocadas en las colas de los autobuses urbanos.
El Plan C que enarbolan desde Palacio Nacional para pasar las reformas que serán el “legado” a Sheinbaum requiere de lealtades. Sin duda quienes han levantados la mano han dado claras muestras de esa “lealtad” e incluso más, pero primero deben ganar la elección de 2024 y, ese camino, está sembrado de dudas.
En Oaxaca no habría alianza, han dicho, porque es necesario también “llevarse” la primera minoría que, en este caso estaría en manos del PT o el PVEM. En el “peor” de los casos, si ambos partidos no levantan, caería en manos del PRI que, en estos momentos está bajo el control de los Murat. Pero para este panorama se debe garantizar el triunfo y, para ello los aspirantes morenistas deben, primero, ser conocidos; segundo, reconocidos por el electorado potencial; tercero, aceptados por las huestes morenistas; cuarto, lo más difícil, contar con intención del voto a su favor y materializarlo en las urnas para lo cual deben generar una imagen de confianza, de respeto y ser carismáticos y, lastimosamente, nada de eso se cumple o cubre ni uno ni la otra.
“Pues, la verdad, no levantan”, se escucha decir a los benévolos seguidores morenistas. “Él ni ella tienen discurso, nada; tampoco buena facha, menos él que ella y el resto de la gente no los conoce”. Lastimero diagnóstico. “Tenemos un problema”, tendrían que reconocer en los pasillos de Palacio de Gobierno.
Imagine, caro lector y lectora, que Susana Harp decide ir por la reelección. Sin duda cuenta ampliamente con la anuencia de la Sheinbaum. Contendió contra Salomón Jara y su continuidad sería leída como posición ganada a pulso luego de la oscura encuesta que dicen que ganó el de San Melchor Betaza y que Morena nunca transparentó. Para Claudia, ella es más confiable que los otros contendientes, ilustres desconocidos, tanto los que “puntean” como quienes se han apuntado para engrosar la lista. Si Harp es, hipotéticamente, llamada al gabinete, pues ahí estaría Concepción Rueda como suplente, más confiable que el istmeño o la cuenqueña.
Y bien, ahora está el factor Murat. Sin duda el exgobernador se apunta en busca de fuero, no se ha ido del PRI de gratis. ¿Qué tal que reclama la curul de primera minoría que detenta el oscuro imberbe senador Raúl Bolaños Cacho Cué?. Recordemos que llegó a esa posición gracias a la imposición de los Murat al PRI y que el tricolor reclamara de vuelta con nula respuesta. Por esta vía, por ejemplo, se podría eliminar la incómoda presenciad de Benjamín Robles, en el PT e, incluso, apostar porque el PVEM postule al exgobernador y, cual globo de Cantoya, el inflado verde pueda acceder al escaño. Jugada maestra.
Ello debilitaría políticamente a las huestes que hoy mismo controlan a Morena en Oaxaca, movería los contrapesos morenistas al interior de Oaxaca a cambio de cumplir con las expectativas “del centro”. Y se le descompondría el panorama a la Primavera Oaxaqueña que, a un año, no levanta.
BUROCRACIA EN COMUNICACIÓN SOCIAL
Si los diputados o diputadas, los presidentes municipales o funcionarios “rinden” sus informes de gobierno ¿por qué yo no? se dijo quien cobra como (des)coordinadora de Comunicación Social en el gobierno jarista, Elizabeth Álvarez Acosta. Y nos recetó una letanía de datos huecos.
“Se trata de una relación sin precedentes en la historia de los gobiernos de Oaxaca, que se distingue por ser respetuosa de la libertad de expresión y de tener un mayor contacto con trabajadores de los medios, ejemplo de ello, son las conferencias de prensa de cada semana como en la que hoy nos encontramos”, indicó.
Lo que no dijo es que estas “conferencias” se realizan, al igual que en Palacio Nacional, bajo un ambiente controlado, con presencia de los Lord molécula oaxaqueños, sin preguntas incómodas y con los protagonistas emitiendo su discurso unidireccional, sus verdades desde el púlpito e imitando giros lingüísticos, verborrea y movimientos histriónicos.
La señora Álvarez Acosta leyó uno, dos tres, decenas de números de “resultados” de conferencias, que han llegado al medio millar pero en su “análisis” nunca se refirió a la calidad de la información que aporta a los oaxaqueños que no sean medias verdades o mentiras enteras. Funcionarios que emiten sus discursos en un ambiente aséptico, que solo dicen lo que quieren decir y periodistas a quienes se les niega la palabra o con acceso controlado.
“Se trata de una relación sin precedentes en la historia de los gobiernos de Oaxaca; se dio un giro de 180 grados a la política de comunicación social del Gobierno de Oaxaca”, aseguró la coordinadora. No hay tal, es la misma gata, ni siquiera revolcada, que aplicó en el Congreso, de donde proviene, incluso, con el mismo equipo y bajo las órdenes de un personaje que no es oaxaqueño, vamos, ni siquiera mexicano.
Aquí también se perdió la oportunidad de un nuevo modelo de comunicación oficial.