En breve entrevista con el chamán Julio Martínez, guía espiritual o sacerdote de los hongos alucinógenos, comentó en frente de su altar que el verdadero curandero no debe lucrar y tampoco engañar a sus pacientes, y exclamó que con toda humildad y sinceridad realiza una buena ceremonia a sus enfermos que pusieron su confianza en él, desde que inicia la sesión y hasta terminar con el “viaje”.
Además de sacerdote de los hongos sagrados, Julio Martínez sabe leer el maíz y es succionador de los males que aquejan al enfermo, desde su humilde cabaña en donde atiende a diario a personas de todas las condiciones sociales, y anteponiendo antes que todo su respeto, buen humor y humildad a quienes recurren con él, sin soberbia, mentiras y mercantilismo hacia la sociedad.
A pregunta expresa de que cuánto cobra por dirigir una sesión de hongos, o que es lo mismo una ceremonia mágica, religiosa y espiritual, aseguró que lo que los pacientes quieran dar de su corazón es bien recibido, aunque el paciente debe de comprar aparte los honguitos, el copal, la veladora, y ya él se encarga de dirigir el oficio chamánico en su casa que es de lámina de zing, y vive sin grandes lujos.