Hace un año fue la jornada electoral en la cual López Obrador resultó ganador de la presidencia con el 53.19% de los votos; a partir de ese momento, la agenda pública ha estado marcada por sus comentarios y decisiones. Sobre las últimas, me propongo abordar algunas en esta columna.
Sin ser presidente, y justificando su acción a través de una consulta sin fundamento legal, AMLO canceló la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), la cual tenía más de un 20% de avance. Ésta ha sido una de las decisiones más controversiales ya que involucró aspectos ambientales, económicos y políticos; sin embargo, parece que el tiempo le ha dado la razón. A continuación le detallo: la solución de un problema público, en este caso la saturación del aeropuerto Internacional, debe procurar un uso responsable de los recursos públicos, recientemente la Auditoría Superior de la Federación (ASF), en su informe de la Cuenta Pública 2018, dio a conocer irregularidades en los contratos del NAIM por un monto mayor a los 44 millones de pesos y los cuales se debieron, principalmente, a la falta de supervisión en los trabajos. Ahora bien, la alternativa es la base militar de Santa Lucia, que también presenta dificultades de carácter ambiental y técnico, lo cual ha manteniendo suspendida las obras.
La lucha contra el robo de combustible también representó una de las apuestas más importantes de López Obrador. Si bien nadie estaba en desacuerdo con el objetivo, las acciones implementadas condujeron a una crisis en el abasto de combustible en algunas ciudades, generando algunas inconformidades, pero también mostrando la disposición de algunos ciudadanos por esperar y respetar las filas, así como aquellos que optaban por otras alternativas de transporte.
Actualmente, el abastecimiento de combustible se encuentra normalizado, existen carpetas de investigación, así como órdenes de aprensión a funcionarios de Pemex y disminuyó el robo de combustible.
Después de que el IMSS informó que en el mes de mayo la generación de empleos cayó 88.70% con respecto al mismo mes de 2018, el presidente replicó sobre estos datos, dijo que no se estaba considerando a los jóvenes inscritos en el Programa Jóvenes Construyendo el Futuro; sin embargo, la institución indicó que los jóvenes no son empleados, sí reciben seguridad social e ingresos, pero no cotizan para el retiro ni sus jefes aportan cuotas. Si bien el programa cumple con capacitar a los jóvenes, esto no garantiza que continúen ahí como trabajadores, ya que resulta más rentable para los capacitadores (empresas) seguir enseñando que contratarlos y establecer una relación laboral.
Otra medida relevante es la construcción de la refinería de Dos Bocas en Tabasco. Mientras algunos especialistas sugieren al gobierno cancelar el proyecto, debido a la baja rentabilidad en esta etapa, e invertir en exploración y producción, el presidente mantiene su decisión. Para él resulta contradictorio importar gasolina de Estados Unidos, mientras ésta se puede producir en el país. Apela a la soberanía energética, lo que no resulta absurdo cuando en el país vecino gobierna alguien como Donald Trump y quien en cualquier momento podría castigar a México frenando el abasto.
Otra acción reciente es el giro de la política migratoria: el México de puertas abiertas y oportunidades ha quedado atrás, ahora la contención y repatriación se han vuelto norma. En estos días hemos observado que el Estado carece de planeación, personal y equipo adecuados. Por otro lado, es importante que el país mantenga su compromiso por apoyar el desarrollo de Centroamérica.
Éste ha sido un recuento de algunas de las decisiones de López Obrador, las cuales tienen claroscuros y deben ser estudiadas desde diversas aristas. Aún es temprano para conocer qué impacto tendrán sobre el desarrollo del país, pero lo que sí debe mencionarse es que seis años son insuficientes para hacer cambios de fondo, que hay problemas históricos y que el gobierno puede y debe rectificar si es necesario.
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