La realidad económica que enfrentan los comerciantes oaxaqueños se debe a la ineficacia de los tres poderes de gobierno, ni el poder federal, el estatal o el municipal han tenido la capacidad de proveer las opciones que den solución a las necesidades de quienes viven al día, es cierto que cada uno de nosotros se debe responsabilizar por su porvenir pero también es cierto que la función principal del gobierno es organizarnos como sociedad para afrontar los problemas colectivos, también es correcto que la situación del Covid-19 fue totalmente inesperada para el mundo en general, pero lo que no es inesperado o nuevo es que el gobierno debe ser quien debe llevar la batuta para resolver esas dificultades que se le presentan a la sociedad, ya que si la sociedad es quien va a dar solución a sus propios problemas ¿para que tenemos la figura del Estado, para qué pagamos impuestos?
“Preferimos morir de Covid-19 que de hambre”, éstas fueron las palabras de comerciantes en el Istmo cuando decidieron abrir sus mercados, también los comerciantes que venden sus productos en el mercado 20 de Noviembre y en la Central de Abasto de la capital oaxaqueña han decidido hacer caso omiso ante las recomendaciones sanitarias. Si nos ponemos reflexivos ante esta frase podemos encontrar desesperación, angustia, zozobra o incertidumbre y no es para menos, por ello es que debemos ser empáticos y tratar de entender la perspectiva de los demás.
Los comerciantes mencionaron que también pueden ofrecer lo que las empresas transnacionales brindan, es decir sus productos y el respetar la sana distancia y las demás medidas sanitarias, lo cual me parece lógico porque, así como las empresas transnacionales dejan comprar a un integrante por familia los alimentos que necesitan ¿Por qué no habría de aplicarse el mismo caso en los mercados? Es que el tema del contagio no solamente le corresponde resolverlo a los comerciantes y a las empresas transnacionales, en realidad es competencia de todas y todos, ya que cada uno de nosotros estamos conscientes que a donde sea que vayamos para comprar nuestros alimentos solamente lo debe hacer una persona por familia y con las medidas sanitarias que ya se nos han explicado muchas veces.
Es claro que las críticas a los comerciantes pueden ser duras y sin empatizar con todas las dificultades por las que están pasando, es decir, el pago de rentas elevadas, pago de luz, agua, servicios municipales ¿Qué a cuánto pueden ascender? Tan solo la renta de un local en el mercado 20 de Noviembre no es menor a los 10 mil pesos mensuales y no olvidemos que de los ingresos que obtienen les debe quedar para el pago de colegiaturas de los hijos, cubrir enfermedades y necesidades básicas.
Para el análisis de este tema no se trata de hacer una comparación entre diferentes gobiernos, se trata de ser realistas, ver las cosas como son, estemos o no estemos de acuerdo con los gobiernos actuales es cierto que para un gran sector de la sociedad han dejado mucho que desear porque esperamos una mejor respuesta ante situaciones que nos confrontan con nuestras necesidades básicas y elementales, empezando por el qué comer en el día.
Y sí, lo ideal sería que todos nos quedáramos en casa y que no tuviéramos la necesidad de abrir negocios o salir a trabajar durante estos días pero la realidad es que nuestro sistema jurídico y la organización gubernamental no estaba preparada para afrontar ésta pandemia, lo que debería hacernos pensar a futuro en una reestructuración en nuestras leyes, en la aplicación de los recursos económicos y en la forma en que queremos ser gobernados porque lo que hasta ahora ha sido claro es que la temática sigue siendo la misma.