En su espectáculo de magia que cada mañanera desde su Palacio, Andrés Manuel López Obrador practica sus trucos de ilusionismo, es decir realiza artimañas, trampas, juegos ingeniosos, hábiles para crear ilusiones visuales y en cualquiera de los sentidos simulando poderes especiales, sintiéndose capaz de realizar cualquier cosa con su don de poder; para lograr sus fines un arte escénico inigualable… atacando a sus enemigos y acabando con cualquiera que se oponga a sus designios… pues su dominio es tal que ya se apoderó de los organismos autónomos, desapareció los fideicomisos, controla el poder Legislativo y le está pisando los talones al Poder Judicial, a quien trata de someter.
El presidente de México anunció que ya dio inicio la segunda etapa de la Cuarta Transformación, que consiste en dar seguimiento y terminar las obras ya comenzadas en su mundo de ilusiones.
López Obrador vive en otro mundo donde la fantasía gana a la realidad, argumentando que tiene otros datos y en realidad, no vemos en estos 2 años que se hayan sentado las bases para una transformación como en su mente senil se anida, pues no creemos que en 4 años que restan a su mandato se pueda concluir la refinería de dos bocas, el tren maya y el aeropuerto de Texcoco; según los que ya saben, se dice que faltaran más de 5 años para concluir dichos proyectos faraónicos y los malpensados auguran que López Obrador, piensa ya en perpetuarse en el poder, claro después de una consulta popular a dedo alzado, en donde los más ignorantes de México lo erijan en su perpetuo salvador y hacedor de todas las cosas. No vemos en ningún momento que se hayan sentado las bases para concluir la cuarta transformación del México Moderno, solo buenas intenciones y sueños. No cabe duda López Obrador es un auténtico ilusionista, con un pueblo ignorante que todo lo cree.